ɪɴꜰɪᴇʟ (ᴡᴀɴɢxɪᴀɴ)

Capítulo 16

Wei WuXian

Lan Zhan y yo nos dirigíamos en un sendero demasiado mágico, incluso pasamos una pequeña cascada, haré que prometa que en algún momento nos bañemos juntos en ella.

—¿A dónde vamos Lan Zhan? — la fiesta se iba perdiendo mientras avanzábamos, realmente tenía dinero.

—Cuando me iba a casar, mi padre me regalo una casa, pero no la quise compartir con alguien a quien no quería — contesto con la mirada hacia el frente.

—¿Por qué me la muestras entonces? — sabía la respuesta, pero, era gratificante escucharlo de sus labios.

—Porque tú eres, la excepción de todas mis reglas — volteo a verme —siempre.

—Lan Zhan — mire alrededor, asegurándome que nadie nos estuviese observando — por eso me encantas — me arroje a besarle.

Lo sabía, su instinto dictaba que siempre que saltase hacía él, me atrapase para no soltarme.

—Todavía no llegamos — se separó, pero sin soltarme.

—Iría contigo donde sea — tome su mano — vamos.

-n-

Nunca imagine que la casa de Lan Zhan fuese tan... mágica, era hecha a la antigua, con hermosos pasillos de madera, y paisajes pintados.

Con hermosos patrones de nubes forjados en la madera, y farolillos iluminando la estancia. Era tan etéreo.

—Es bellísimo — me sentía en casa, lleno de calidez.

—Mmh — tomo mi mano y comenzó a guiarme — acompáñame.

Recorrimos un pasillo, hasta llegar a una habitación.

Las puertas fueron corridas con gracia, y entramos, estaba oscura, pero Lan Zhan conocía bien el lugar y abrió una ventana, la luna nos baño con su hermosa luz.

Me acerque a la ventana emocionado, quería ver más.

Y el paisaje que me regalo, me hizo llenarme de emoción cada vez más.

Desde donde me encontraba podía ver la cascada, y la zona de la fiesta. Pero lo que más me hipnotizaba eran las pequeñas luciérnagas andar libremente.

Los brazos de Lan Zhan me rodearon lentamente, mientras sus labios se dirigían a mi cuello.

—¿Te gusta? — preguntó mientras seguía besándome, dejando rastros húmedos.

—Es hermoso, demasiado mágico — voltee a verle — tu casa es bellísima.

—El lugar se llama Receso de las Nubes — me informó — ha estado con nosotros por generaciones.

Me gustaba cuando se ponía hablador, pero estábamos en algo.

Pase mis brazos por sus hombros.

—Más tarde hablaremos de eso — acerque mi rostro al suyo —pon toda tu atención en mí.

Me dedicó una mirada llena de sentimientos que se me dificultaban descifrar, pero tenía la leve sospecha que, las respuestas las tenía siempre frente a mí.

—Mi atención, siempre es tuya — dijo besándome, tan dulce, tan cálido, robándome el aliento, entregando todo lo que podíamos dar.

Bajé con lentitud mis manos, hasta colocarlas en su pecho, con paciencia comencé a abrir su túnica, blanca y con bellos patrones de nubes azules.

Él dejo que me saliera con la mía (como siempre), y poco a poco su vestimenta quedo en el suelo.

Era extraño, no me sentía desesperado, ni con prisas. Me sentía tan bien.