≽˖՞🌊 ۫ ۫։ຼ ۪۪۫۫ aprender a nadar parecía una locura,
especialmente porque su abuelo lo exponía
a mar abierto sin ningún tipo de protección.
entonces, al oír el canto de una sirena, que
...
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Minhyuk trastabilló, haciendo que uno de sus vasos de café cayera al suelo. Gruñó bajito y dejó la bebida restante junto con los muffins sobre la mesa ratona, yendo a por un trapo para limpiar el desastre que había causado en ese impecable suelo blanco. Kihyun se molestaría mucho con él si lo veía, así que tenía que borrar las evidencias antes de que este apareciera.
―Ah, ¿por qué soy tan tonto? ―preguntó Minhyuk hacia nadie en particular, chistando.
Una vez que dejó todo completamente limpio, Minhyuk volvió a tomar el desayuno para su novio y se dirigió con más cuidado a su habitación. Era el cumpleaños del menor y él quería darle algo simple primero, llenarlo de mimos, recibir mimos, y quedarse en cama todo el día. El paquete que había ordenado llegaría a las seis de la tarde, así que debía esperar por el gran regalo.
―Chuchito... ―murmuró Minhyuk, dejando el desayuno sobre el pequeño escritorio a un lado de la cama―. Tu cabeza sigue ardiendo ―dijo suavemente, tocando la frente del menor.
―No me siento muy bien ―respondió Changkyun, alargando con pereza sus palabras, sin embargo, estiró los labios en dirección a Minhyuk y no se quejó por el apodo de perro―. Si me das un beso, quizás tenga las fuerzas para abrir los ojos ―murmuró, soltando una sonrisa al final de sus palabras.
Minhyuk se acercó a él, se agachó a la altura de los labios del menor, pero se detuvo cuando los vio resecos. Buscó en el escritorio el bálsamo de su novio y con mucho cuidado, tomó su mentón estirándolo hacia abajo. Colocó el ungüento en su labio inferior, y luego mordió lentamente el mismo, riendo. Hizo lo mismo con el superior.
Changkyun, quien se había mantenido en silencio, abrió los ojos. El mayor tenía el cabello húmedo y su barbijo estaba mojado, parecía que había salido, la gran tormenta era la culpable de aquel aspecto.
―¿A dónde fuiste, Pinki? ―preguntó Im, acariciando el cabello rosa desteñido y las mejillas abultadas con una de sus manos.
―Te traje el desayuno ―murmuró Lee felizmente―. Aunque un café se me cayó, así que no podré acompañarte... ―bajó el tono de su voz, algo afectado.
―Pero toda tu ropita está húmeda, ¿por qué no pediste un delivery? ―dijo Changkyun, tocando la sudadera y los leggings de su novio.
Changkyun podía imaginarse a una manchita rosa corriendo por la calle con un desayuno, esperando que la lluvia no haga un desastre.
―El señor del delivery es muy viejo, podría enfermarse ―dijo angustiado, comenzando a quitarse la ropa húmeda.
El hombre del delivery al que siempre llamaban era muy anciano y ellos siempre le daban más propina de la necesaria, era un señor agradable y Minhyuk no quería que saliera con esa lluvia.
―Mi bebé Pinki es muy considerado ―murmuró Changkyun, con voz infantil y abultando los labios como un pato.
Minhyuk se había quitado toda su ropa y estaba buscando entre las prendas de Changkyun algo que pudiera usar. No quería quedarse desnudo.
―Oppa, no tienes nada rosa ―se quejó bajito, buscando más a fondo. El rapero sólo tenía ropa oscura.
―Busca en el cajón de abajo, creo que hay una camiseta ―señaló Changkyun, riendo bajito ante el berrinche del mayor―. Y no revuelvas toda mi ropa.
Últimamente Minhyuk tenía una gran inclinación por lo rosa: el cabello, las prendas, los accesorios, incluso elegía bebidas y frutas con ese color. Changkyun había comprado algunas cosas para él una vez que se dio cuenta, como fundas para su celular, aretes y zapatos. Le había llenado de pequeños detalles.
―¿Esto? ―preguntó Minhyuk, alzando una camiseta fucsia con líneas verticales muy delgadas de color blanco.
Minhyuk todavía estaba desnudo, así que se apresuró. Changkyun estaba sentado bebiendo de su café cuando Minhyuk se acercó y se sentó en la cama, tomando un muffin.
―Estás enfermo y el día sólo grita “mimitos y películas en la cama”, ¿verdad? ―preguntó Minhyuk como un niño pequeño.
―Así es ―asintió el menor, dándole un mordisco a su muffin.
Changkyun detuvo su vista en las piernas pálidas y delgadas de su novio, sorprendido por encontrar un moretón en cada una de sus rodillas. La ballena parecía tener una pequeña isla.
―¿Qué pasó aquí? ―inquirió Im, tocando con sus índices las zonas lastimadas.
―¿Mmm? ―Minhyuk acercó sus rodillas a su rostro, viendo los hematomas que habían quedado gracias a la caída del día anterior―. Ayer me tiraste muy fuerte y me lastimé ―murmuró, recordando la forma en la que había aterrizado.
―Oh, lo siento mucho ―lloriqueó Changkyun, frotando los costados de sus piernas―. ¿Duele mucho? ¿Qué hay de esta rodilla? ―inquirió muy preocupado por la lesión de su novio que lleva molestándole hacia años.
Minhyuk negó con la cabeza, restándole importancia al asunto. Se irguió sobre su novio y dejó dos besos de caramelo sobre los labios entreabiertos.
―Estoy bien...
Changkyun rio, enternecido.
―Tú eres mi mejor regalo de cumpleaños ―exclamó Changkyun, besando sus labios una vez más.
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