CAPÍTULO L

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No le dio tiempo prácticamente a cerrar la puerta cuando ya la tenía colgada de su cuello y sus labios buscaban desesperadamente los suyos. El beso, era de los que nunca se olvidan, caliente, húmedo, profundo y desesperado. Sus lenguas recorrían aquellos lugares llenos del néctar que les volvían locos y mientras tanto las manos de él ya se habían posicionado en el lugar favorito de su anatomía, su culo, aproximándola a él y sintiendo como el calor de sus cuerpos ascendía con la pasión de sus bocas. Demasiados glissandos aguantándose las ganas como para perder el tiempo y controlar más los impulsos de su cuerpo.

Allí estuvieron unos minutos más hasta que entendieron que debían bajar esos peldaños de amor y dirigirse a vestuario.

Noe andaba rondando por el pasillo y envió a Amaia rápidamente con Rosa y se fue a por Alfred, para decirle esperase un poco y así probarse el también el outfit.

A los pocos minutos llamó a la puerta, - Soy Alfred, puedo entrar?

Rosa directamente abrió la puerta y le dio paso. La primera imagen que tuvo fue la de su chica vestida de azul eléctrico, pantalón de tiro alto y top sin mangas, estaba realmente bella y su cara se lo dejó claro.

_ Te gusta, Alfred?? A nosotras, sí.

_ Le queda como un guante y está guapísima.

Ella se acercó a él y le dejó una caricia en la mejilla, - Ya será para menos.

_ Te he dicho que simplemente eres perfecta. Y le dejó un toque cariñoso en la nariz.

Rosa sentía que sobraba, le parecía que hacían una pareja muy especial, demasiado bonita, llena de ternura y con ganas inmensas de poder amarse. Así que decidió que ella participara en la búsqueda de su traje y que pudieran estar juntos unos minutos más.

_ Amaia, habrá que buscar el traje a tu pareja, no?

Ella se quedó titubeante, no sabía si ella sabría que eran pareja en la realidad, pero en la actuación, desde luego lo era.

_ Sí claro, hay que ponerlo más guapo de lo que es.

Después de mirar varias opciones, se decantaron por un traje negro clásico, pero muy favorecedor y que juntos formaban una preciosa imagen.

_ Yo me voy ya que es tarde, dejad vuestros outfits recogidos en vuestros sacos, por favor. Alfred la acercas tú a la academia o se lo digo a Martí?

_ No Rosa, yo lo hago encantado.

Rosa desapareció y ellos se desvistieron, observando en la distancia cada movimiento del otro. Hasta que él no pudo aguantarse más las ganas y recorrió los escasos metros que los separaban para estrecharla entre sus brazos y recorrer su cuerpo semidesnudo. Sus bocas se encontraron inmediatamente y sus pieles ardían al paso que sus manos se movían delicadamente por sus curvas. Los suspiros salían de sus bocas dejando patente que paraban ya o sería imposible frenar sus pulsiones.

Fue él, quien poco a poco dejó las caricias, dejó un dulce beso sobre sus labios y juntando sus frentes, le susurró sobre su boca, - Debo parar Bowie, deseo demasiado volver a estar dentro de ti, pero no creo que este sea el lugar.

_ Lo sé my mine. No digas más. Seguro que pronto podremos amarnos otra vez.

Cubrieron rápidamente sus cuerpos para evitar engancharse otra vez, sellaron sus ganas con un último beso y dirigieron sus pasos hacia la escalera que tantas veces habían sido testigos de su amor. Fue cruzar el umbral y la expresión de ella cambió instantáneamente.

_ Bowie, mañana te veo, no estés triste. Le dijo abrazándola.

_ Mañana es tu última clase, y..

EL PODER DE LA SEGUNDA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora