CAPÍTULO XCVI

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Alfred llegó a casa y no le dio tiempo casi de colocar los vestidos de Amaia, cuando comenzaron a llamarle insistentemente al portero automático. Aunque le quemaran el timbre no abriría, pero cuando empezaron las notificaciones en su móvil, la cosa cambió.

_ Traemos pizzas y cervezas.

_ Patatitas y helado.

_ Películas.

_ Ábrenos !!!

Allí estaban sus amigos incondicionales Marta y David, sin ellos nada en su vida sería igual. Alfred les abrió rápidamente la puerta del portal, antes de que le quemasen el portero.

_ Chicos,¿ a qué viene todo esto?

_ Germanet, te quedan dos días de soltería, así que vamos a despedirlos como siempre hemos hecho, maraton de Harry Potter, comida basura y cervezas.

_ Soltería?? Y qué vais a hacer cuando de verdad me case??

_ Ver películas de Harry no, eso te lo puedo asegurar. - dijo David.

_ Yo estaré con la novia, es decir con Amaia. Así que a mi no me preguntes, yo me encargaré de que Amaia se despida por todo lo grande.

_ No sé si me gustará mucho eso, - dijo Alfred rodando los ojos.

_ Me imagino que la tuya también será para recordar, - dijo Marta.

_ Yo la haría con ella y tan feliz. - dijo él iluso.

_ Ni lo sueñes. - dijeron los dos al unísono. La despedida es la despedida, lo que tenéis que tener claro es que no hay barra libre, creo que nos entendemos, no?? - dijo Marta.

_ Creo que yo no soy peligroso. La época de beberme hasta el agua de los floreros es pasado, o sea que más bien seré yo el que les deje en casa, y desde luego no tengo intención de liarme con ninguna streper, así que la despedida será para ellos. Yo estaré deseando regresar a casa con mi niña.

_ Ya pensaremos algo que te haga perder un poco la cabeza, - dijo desesperado David.

_ Yo sólo te pediré una cosa, que cuides de Amaia. - dijo con voz de bebé.

_ Sí es que es más mono él. Pero para eso faltara un tiempo, no?? - preguntó Marta.

_ Yo me casaría con ella mañana mismo, porque tengo claro que es la mujer de mi vida. Pero hay que ser prudente, mejor vamos poco a poco. No?

_ Poco a poco dice, y él lunes ya la tienes viviendo contigo aquí. - dijo David.

_ Y qué larga se está haciendo la espera!!

_ Bueno, tenías planes para esta noche, germanet??

_ Pues sí, tenía que planchar la ropa de Amaia, - dijo sin pensar.

_ Ropa de Amaia!! - dijo David exaltado.

_ Si, convencí a sus padres para que me dejarán la maleta de ella y así que ya tenga ropa en casa y no se sienta una extraña. Y hasta hace un par de días, no he tenido tiempo para abrirla y organizarsela.

_ Me puedo imaginar los sueños húmedos que estas teniendo durmiendo con la ropa interior de Amaia. - dijo pícaro David.

_ Qué película habíais traído?? Las pizzas se van a enfriar, no?? - dijo Alfred cambiando de tema.

David entendió que mejor no seguir entrando en ese terreno, ya que Alfred debía estar que se subía por las paredes. Así que prepararon todas las cosas para cenar en el salón, recreando los mil encuentros que habían tenido con Harry Potter como testigo. Él estaba feliz pero deseaba que esa noche, Amaia ya hubiera estado allí. Se la imaginaba entre sus piernas compartiendo el mismo trozo de pizza y riéndose de los comentarios de sus amigos, mientras que él le acariciaba el pelo, y aprovechaba cada vez que ella se giraba para mirarlo para besarla dulcemente. Marta se dio cuenta que la mente de su amigo ya no estaba con ellos y se lo dejó caer.

EL PODER DE LA SEGUNDA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora