CAPÍTULO LXII

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Xus y Alfredo se fueron a la cama y él se fue a la cocina a prepararse un colacao y unas magdalenas para así tener algo en el estómago y tomarse la medicación. Mientras tomaba su cena, buscó el pase de micros para ver el trío de su chica y la valoración de los profes. El baile no era lo suyo y tampoco le ponía demasiadas ganas, eso se notaba, por lo demás si había visto algún atisbo de su personalidad, no lo suficiente, pero bueno.... Siguió viendo a los demás chicos y tenían demasiado trabajo por hacer todavía, la mejor sin duda Amaia, que lo único en lo que había fallado era en el tempo. Siguió buscando el rastro de su chica, por YouTube, hasta que dio con la merienda y su Nochevieja disfrazada. Ojalá poder compartir con ella muchas noches de fiesta, le daba igual si vestida con vestido largo y tacones, o disfrazada de Caperucita, oso o sirena.

Lo peor era que esa noche iba a estar sola sin su familia sin él, lejos de Pamplona y de sus amigos y había visto la tristeza en sus ojos al contarlo.

Continuó buceando en las clases hasta que llegó a la última, Pol y sus bailes. Nunca imaginó que la iba a ver en todo su esplendor.

_ Dios mío!!! - tremendo culo tiene la niña!!

Estaba empezando a sudar, a entrarle un calor tremendo que se dejaba notar en su creciente paquete. Se torturó un buen tiempo repitiendo las imágenes de ella haciendo twerking, hasta que ya el dolor era demasiado insoportable, lo dejo todo y se fue a la intimidad de su habitación a liberar su tensión. Envolvió su longitud, rozando su punta y pensó, que casi con eso ya se iba correr. Esa imagen de ella había sido demasiado excitante y su miembro estaba rebosante, caliente y muy duro. Con unos cuantos movimientos de su mano, fueron suficientes para descargar todo el deseo que había sentido.

Se metió en la cama feliz, había sido un día productivo y muy especial para él, había vuelto a grabar una composición suya, a tocar varios instrumentos, como había hecho en sus primeros discos, incluyendo el trombón. Siempre era más espectacular el saxo y la trompeta, y no había pensado en incluir su instrumento, pero pensó que igual al distinguirlo entre todos, podría unir cabos y que le llevarán a él. Pensando en ella, en su reacción al escucharla, se durmió.

La noche fue un poquito mejor que la anterior, no tuvo tantos ataques de tos y eso hizo que a la mañana siguiente, se encontrará con más energía.

Amaia seguía con su tratamiento para corregir la anemia, todavía estaba cansada, sabía que tardaría unas semanas en empezar a encontrarse mejor. Esa mañana habían tenido yoga y le había dado pena no ir, siempre la relajaba oír la voz de Xuan y esos días sentía otra vez cierta inquietud. No se lo había confesado a nadie, ni siquiera a Rebeca, pero todos los cambios producidos, el estar tanto tiempo sin poder verlo, le hacía muchas veces pensar cosas negativas, plantearse que él se olvidara de ella, que se le cruzara otra persona, que se centrara en su carrera y no pensara en una conjunta...

Él no había dicho nunca nada para que ella pudiera pensar semejantes cosas, todo lo contrario, pero muchas veces la mente juega malas pasadas. Así que se acercó a la recepción a pedirle a Martí que le incrementara la dosis de Valerianas.

_ Amaia estás mal?? Te sientes mal??? Llamo al médico??

_ No Martí, no hace falta. Solo estoy un poco inquieta y no quiero que vaya a mayores.

_ Está bien Amaia, pero ya sabes, cualquier cosa dímelo. - si te pasa algo, me mata. Le susurró.

Ella abrió los ojos como platos, sintió una sonrisa de enamorada de inmediato y una brisa de esperanza nació otra vez en ella. Era una idiota martirizándose con esos pensamientos, cuando él seguro llamaba para preguntar por ella o veía el directo todo lo que podía.

EL PODER DE LA SEGUNDA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora