CAPÍTULO LII

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Minutos después un coche de producción les conducía hasta plató, los dos en la parte trasera del coche, sus cuerpos pegados, sus manos entrelazadas y la cabeza de Amaia sobre el hombro de Alfred. Iban en un silencio nada incómodo, simplemente escuchándose y aprendiendo a leer los pequeños suspiros, ronroneos, respiraciones,... en definitiva las señales que sus cuerpos desprendían estando cerca el uno del otro.

Martí les dijo que volvería con Manu sobre las nueve para que él viera el ensayo.

_ Gracias Martí.

Entraron y un responsable de plató, les indicó la sala donde habían colocado el piano.

Un precioso piano de cola negro ocupaba casi todo el espacio, había un pequeño sillón y una mesa donde tenían unas botellas de agua.

Alfred, cerró la puerta con el pestillo de seguridad, por delante tenían dos horas de ensayo. Se quitaron los abrigos y los depositaron sobre el sillón, flotaba en el ambiente una tensión extraña. Ambos se acordaban del sueño que habían tenido hacía unos días y esa sala era prácticamente una recreación, pero ninguno fue capaz de verbalizar el sueño y de expresar las ganas que tenían de hacerlo realidad.

Amaia se acercó por detrás a My mine y le dejó un beso en el cuello, le encantaba esa zona de su anatomía, le resultaba realmente sexy, para luego susurrarle al oído que debían comenzar a ensayar.

Sin que ella lo esperase, él giró velozmente su cuerpo, la cogió fuerte de la cintura, la pegó a él y con un beso húmedo, largo y profundo, saboreando su cavidad, le dijo que ahora, ya estaba listo para empezar.

Lo había vuelto hacer, pensaba ella, la había hecho palpitar y ahora debía concentrarse para tocar con él City of stars, un gran suspiro salió de su boca, cogió aire para controlar las ganas de seguir besándolo.

Se sentaron al piano, se miraron a los ojos buscando la conexión y la concentración para empezar con los primeros acordes. Alfred empezó con su parte, su voz sonaba especialmente sexy esa tarde, sus miradas destilaban amor y el glissando cada vez lo hacían acercándose más. Amaia tomó las riendas del piano y él aprovechaba para sonreírle tiernamente y afirmar con la cabeza, que si que era amor lo que sentía y su brillo y luz, lo único importante.

Tras realizar el tercer glissando, My mine, no se contuvo y beso sus labios, un ligero roce apenas, Bowie por supuesto recibió el pico gustosa y con una sonrisa sobre su boca, le hizo entender que le había sabido a poco.

La siguiente oportunidad no se conformó con un pico y buscó con deseo su boca, mordió su labio inferior, lo lamió y pidiendo paso para penetrar en ella y jugar con sus lenguas como a ellos les gustaba, recorriendo y saboreando toda la cavidad bucal. El calor iba arrasando sus cuerpos, Mine la cogió de la cintura y con su ayuda y un pequeño impulso la sentó a horcajadas sobre él. Así ya tenía mejor acceso a ella y pudo empezar a dejar caricias sobre su piel, la notaba erizarse a su paso y como su respiración se aceleraba y pequeños gemidos empezaban a salir sin control. Amaia tenía sus brazos alrededor de su cuello y su boca ya había descendido hasta su lóbulo para mordisquearlo ligeramente, ahora era a él al que se le había escapado un gemido. Sabían que habían empezado a jugar, a buscarse las ganas, a calentarse y cómo iba a terminar ese juego. Él atacó su boca otra vez, mientras que su mano buscaba su pecho y empezaba e estimular su pezón, que rápidamente se irguió, entonces ella continúo con esos juegos y se empezó a mover sobre el pequeño bulto que ya empezaba a sentir bajo ella. Mine empezaba a sentir demasiado calor, su erección nada más sentir la estimulación de Bowie, palpitaba de deseo, cada vez estaba más duro y caliente.

_ Bowie, como sigas así, no me voy a poder contener.

_ Y quién quieres qué hagas ese esfuerzo?? Porque yo estoy deseando empezar a jugar de verdad. Le susurró al oído con voz sensual, acabando con otro mordisquito en su lóbulo.

EL PODER DE LA SEGUNDA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora