CAPÍTULO XXXIX

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Cuando volvió a posar un pie en la academia los nervios volvieron a su estómago, compartir espacio vital con Mario la tensionaba mucho. Menos mal que siempre sentía una mano amiga que la ayudaba a seguir adelante. Ahí estaba Rebe, para acompañarla en cada minuto, para decirle que todos iban a protegerla.

Se dirigió a su armario, buscó su pijama y acompañada de Rebe se adentró en la habitación, miró si estaba él ya dormido, pero no ocupaba todavía su cama. Se metió entre sus frías sábanas e intentó no pensar en nada que no fuera su chico, quería imaginar un mundo maravilloso, en el que por fin podían vivir juntos y sin preocupaciones. Con esa imagen de ellos abrazados y recordando su olor y sus besos, consiguió descansar unas horas.

Alfred avisó a sus padres que se iba a Barcelona a dormir, que otro día pasaba por casa a recoger su maleta. Su madre solo le dijo que si no se encontraba con mucho ánimo, que durmiera con ellos.

_ Mamá, estoy más tranquilo, poder hablar con Amaia siempre hace que me serene.

_ Pues no hay más que decir hijo. Descansa.

Llegó a su casa y no es que tuviera mucho ánimo, pero sí ella tenía que vivir bajo esa presión, él debía ser fuerte también, por eso quiso volver a la soledad de su casa y enfrentarse a sus demonios, a sus miedos y a encontrar la fuerza necesaria para convencer al mundo que su amor por ella era imparable.

Cuando se metió en su cama, echó de menos tener el calor de su cuerpo pegado al suyo, pero así debía ser de momento, anhelaba el momento de vivir con ella, sí igual era ir demasiado deprisa para muchos, pero él se tiraría a esa piscina desde el segundo siguiente a que ella fuera libre.

Un lunes más, y ya iban ocho los que habían pasado en la academia, día de cerrar cosas, noche de Gala y de despedidas.

Cuando sonó la música, ella estaba comiendo un plátano en la cocina, tocaba yoga y deseaba que Xuan, sus ejercicios y su voz pausada, calmaran y silenciaran su mente. Después de una hora, tocaba desayunar y recuperar energía. Fue hacia la cocina rodeada de sus amigas y siempre pendiente de que Mario estuviera lejos de ella.

Lo primero que hizo nada más levantarse fue conectar su portátil con el directo de la academia, lo más importante para Alfred era saber que estaba bien, intuía que no había dormido demasiado ya que normalmente le costaba ser puntual a la primera clase. Se preparó un café bien cargado, mientras veía como desayunaban los chicos, ella parecía serena, pero él que ya conocía sus gestos, sabía que solo era apariencia. Estaba comiendo todavía con más ansiedad, su pierna no cesaba de moverse y su mirada se desviaba constantemente para ver donde estaba Mario. Cogió su móvil y vio un WhatsApp de Ángela, inmediatamente lo abrió.

_ Hola Alfred, pudiste hablar con Amaia? Me gustaría saber si está muy afectada por el tema Mario.

_ Buenos días, Ángela. Sí, ayer pudimos hablar un poco. Está más nerviosa de lo que aparenta y por otro lado, se alegró que hubiésemos hablado nosotros y tiene miedo que no pueda convencer a tu madre que la quiero.

Empezó a organizar su casa, cuando su móvil otra vez sonó.
_ Hola Noe, algún problema?

_ Alfred, hoy los profesores vamos a cantar La revolución sexual en el Chat, es para que le eches una ojeada a la letra y de paso también a Shallow.

_ A Shallow?? - dijo confundido él.

Entonces Noe, le explicó que en el Chat, se iban a cantar las canciones que más habían sido votadas por el público y que no podían hacer cantar a Amaia con Mario. Así que haremos otra vez que cantéis con algún concursante y quién mejor que tú, para que ella se encuentre a gusto.

EL PODER DE LA SEGUNDA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora