CAPÍTULO XXXVI

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Después de una larga sesión de arrumacos, se dieron cuenta que eran ya las ocho de la mañana y debían ducharse para aprovechar la mañana.

_ Deberíamos ducharnos, quiero enseñarte algunos de mis lugares favoritos de Londres. Pero antes quiero proponerte algo.

_ Umm, miedo me das, Mine.

_ No pienses mal. A ver sé que estas preocupada por la canción que te toca defender esta semana en la Gala y que el salto de la coreografía te está costando. Tú confías en mí, verdad? Sabes que quiero lo mejor para ti. Ella le escuchaba atentamente y hacía gestos con la cabeza afirmando que claro que confiaba en él.

_ Quieres probar a practicar el salto conmigo? Le daba mucho miedo hacerle daño, pero no se podía negar, necesitaba que supiera que confiaba en él, lo más importante en una relación es la confianza.

_ Está bien. Nos ponemos el pijama y practicamos, pero me da miedo hacerte daño.

_ Mi amor puedo perfectamente contigo. Venga anda,....

Esta vez Amaia salió de la cama sin ningún pudor, él ya la había visto con todo detenimiento. Buscaron sus pijamas, Alfred buscó en su móvil el vídeo del ensayo para visionar lo juntos, puso la canción, Me conformó y ella empezó a cantarle la canción para llegado el momento saltar sobre él, las primeras veces no salía un salto elegante, pero a partir del cuarto ensayo, el salto ya estaba controlado. Amaia, estaba relajada y se lo agradeció como mejor podía con su amor en forma de beso.

Se fueron al baño y se metieron juntos en la ducha para ver si así tardaban menos en estar arreglados, craso error, ya que estar compartiendo ducha y enjabonarse el uno al otro, hizo que el calor creciera aún más en la estancia y en ellos. Él aprovechaba mientras pasaba la esponja por el cuerpo de ella, para con la otra mano tocar otras zonas de su cuerpo y ella que ya sentía su erección apretando su culo, le provocaba, moviéndose contra su dureza.

_ Mine, me estas poniendo a mil y tú ya lo estás, vamos a seguir jugando mucho tiempo....

_ Bowie, dame un minuto que busco el condón.

Salió rápido se envolvió en una toalla y corrió a la habitación, volvía rasgando el envoltorio cuando la vio dándose placer a ella misma, esa imagen acabo de prender la llama de su volcán. Entró nuevamente se colocó detrás de ella, quitó su mano de entre sus pliegues y se los llevó a su boca, para chuparlos.

_ Sabes demasiado bien, Bowie. Le dijo muerto de deseo en su oído.

A ella esas cosas le incendiaban y se mojaba aún más. Se giró y besó su boca que todavía guardaba su propio sabor y de un salto subió sus piernas a la cintura de él, que inmediatamente la cogió por el culo para que no se cayera y con su ayuda entró en ella. Empezó con embestidas lentas y profundas, pero él estaba demasiado caliente, así que la apoyó contra los azulejos del baño para poder ser más rudo, las embestidas se volvieron más rápidas, más salvajes, ella jadeaba sin parar, estudiaba la expresión de él casi desencajado de pasión, hasta que le dijo que no podía más, que se iba a correr, que le acompañara. Amaia entonces cambió el ritmo consiguiendo que los dos alcanzaran un nuevo orgasmo. Alfred estaba muy cansado y la bajó de él, la sostuvo fundiéndose en un abrazo, mientras sus respiraciones intentaban poco a poco recuperarse.

_ Bowie, hacía mucho, mucho tiempo que no había encadenado tantos orgasmo juntos. Realmente estoy cansado, pero no dejaría de amarte ni un solo segundo de mi vida, porque es la mejor sensación del mundo. No sé qué tienes pero eres lo más sensual que he conocido nunca, para mí eres la perfección hecha mujer y mi mejor musa. Dios,.. Lo peor era que acababa de vaciarse en ella y ya estaba otra vez con ganas de repetir.

EL PODER DE LA SEGUNDA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora