Menos mal que existes

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Pronto, entre flora, fauna, nuevos amigos y días calurosos, han pasado dos semanas. Sin darse cuenta como pasó, Lena ya es parte del alboroto de las mañanas y su nombre no es, sino natural en la lista del almuerzo. En su casa, las cajas de mudanza ya están vacías y sus muebles acomodados, pero el olor húmedo del herpetario se siente más como un hogar que el departamento solitario que su madre tuvo la amabilidad de dejarle usar. Hay incluso una nostalgia bañando el verano y todo parece estar en calma, excepto –Lena no sabe aún– Kara Danvers.

Es un martes común y la joven heredera llega apenas a tiempo para encontrar a Kara susurrando con Alex. Las dos jóvenes se callan al verla y la miran aprehensivas. Lena les sonríe algo confundida.

–¿Todo bien?

–Sí, sí –Kara se apresura a responderle, pero su expresión ansiosa le dice a Lena lo contrario. Alex suspira.

–Kara, sólo dile...

–Alex –Kara la mira apretando la mandíbula, a modo de regaño y luego suspira, buscando evitar la mirada de Lena. La joven Luthor siente una ráfaga de ansiedad automáticamente. ¿Kara está enojada con ella? ¿Por qué? Y más importante, ¿qué se supone que haga si esos ojos no la miran?

–Kara, ¿qué pasa?

–No es nada, es... es algo incómodo... –dice la rubia.

–¿Incómodo? –Lena mira a las dos hermanas confundida.

–Y algo deshonesto, si te soy sincera...

La confusión de Lena parece ir en aumento.

–Y no debería meterte en probl–

–TumamánovaadarleelascensoaKara.

–¡ALEX!

–¡Kara! ¿Qué se supone que hiciera? –Alex se encoge de hombros irritada– Ya se ve bastante confundida –la joven señala a Lena, que mira a Kara boquiabierta.

–¿Cómo lo sabes? –exclama la joven Luthor con una ceja indignada, deteniendo la discusión de las hermanas Danvers.

Kara deja caer los hombros derrotada.

–Winn acaba de decírmelo... –su voz es un murmullo bajito que le rompe el corazón a Lena– Mi oportunidad surgió de una posición de gerencia, porque los directivos habían decidido dividir el zoológico por secciones, pero eso ya no se va a considerar más, porque la junta general decidió que no era necesario y, uhm, mi otra opción es ser asistente administrativo, pero Winn se va hasta la primavera, entonces su puesto no estará disponible pronto y... –Kara la mira triste– ...Metropolis va a tardar un poco más de lo que pensé... –sonríe cabizbaja.

Lena no sabe lo que está sintiendo o en qué orden: sorpresa, enojo, una profunda vergüenza, enojo de nuevo, luego todo junto.

–No –su voz suena como una declaración. Kara Danvers merece más, piensa– Déjame hablar con mi madre.

–Lena, está bien, Winn ya me dijo que no se puede hacer nada y–

–No –repite. Kara y Alex se miran confundidas. Kara Danvers merece todo– ¿Cuánto cuesta el tren a National City? –pregunta.

–Lena, de verdad... –la joven pelinegra mira a la rubia, consciente, de pronto, de su agitación y algo apenada por ello.

–Kara... –dice, luego de un carraspeo–... No me parece justo y has trabajado mucho y... y puedo ver el amor con el que haces las cosas... y... –Alex enarca una ceja con una sonrisa ligera en el rostro, lo que alerta a Lena sobre lo íntimo de su comentario, la ojiverde carraspea de nuevo, ahora sonrojada– la gerencia dividida del zoológico es, en realidad, una buena idea... entonces, si puedo hacer algo para ayudarte, creo que... debería.

El momento más felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora