Te esperaría toda la eternidad

1.8K 184 56
                                    

Después de la primera vez, el sexo se vuelve casi una rutina. Todos los días después del trabajo, ambas jóvenes se apuran hacia el departamento de Lena, donde le dedican la tarde entera al firme propósito de conocerse cada vez más, como si fuese la tarea más importante de sus vidas. Ambas están aprendiendo y memorizando lo que eriza la piel de la otra. Por ejemplo, Kara ya sabe que, si pasa su lengua por la columna de Lena, ésta dejará escapar un maullido dócil y Lena aprendió pronto que Kara pierde todo control de sí misma, cuando, por error (o no), la heredera restriega su trasero contra la pelvis de la rubia.

En la cama, el tiempo se vuelve abstracto. No obstante, entre besos y caricias, ambas se ven obligadas a volver a la realidad de vez en cuando.

—¡Buenos días! —Kara sale de la ducha, ya con su uniforme puesto, para desgracia de Lena, quien la mira desde la cama, aún envuelta en las cobijas.

—Hey, madrugaste —la heredera la saluda tomándola por la toma por la muñeca y la jala hacia ella. Kara de deja hacer, lista para un beso suave, pero pronto está entre los brazos de Lena y ésta besuquea su cuello descaradamente— Buenos días...

—Ugh, Lena —la joven reprime un gemido— Necesitas detenerte —dice, pero su cabeza se ladea instintivamente para que Lena alcance a besarle sin problemas.

—Hm, ¿por qué? —Lena se relame el labio y luego hinca sus dientes en el punto de pulso de Kara.

—Porque debo irme —dice ésta, pero ya siente como se le hace agua la boca.

—¿Tan pronto? —Lena mira la hora en su reloj de pulsera: las 8 de la mañana— Aún tenemos una hora... —Lena atrapa su lóbulo entre sus dientes y lo jala suavemente.

—El señor Lord quiere verme, ¿recuerdas? —Kara suspira— Y no puedo llegar tarde, creo que Lillian estará ahí —la joven cierra los ojos, dejándose llevar, pero entonces Lena se detiene en seco.

—Ugh, Kara —ésta abre los ojos algo decepcionada— Terrible momento para mencionar a mi madre.

Lena rueda los ojos y deja ir a Kara, quien ríe.

—Aunque... —comenta entonces Lena— Si la ves... ¿Podrías decirle que me llame?... —la joven suspira— Las inscripciones para el semestre de otoño en Metropolis University terminan en tres días y, uh, necesito una respuesta pronto.

Kara asiente, algo compungida por la tristeza en la voz de Lena

—Lo siento, Lee... —dice y luego se inclina para besarle la nariz dulcemente.

Lena se encoge de hombros.

—Está bien —dice y sonríe apenas— Solo necesito una respuesta para seguir planeando mis días sin ese pendiente...

Kara asiente de nuevo: sabe de la necesidad compulsiva de orden que tiene su novia.

—Entiendo —dice, colocándose la mochila de mensajero en el hombro— ¿Te veo allá, entonces?

Lena asiente y mira a Kara irse, con un puchero en el rostro; la expresión se borra cuando, de camino a la ducha, nota la cafetera llena de café recién hecho y dos rebanadas de pan tostandose junto a un post-it con un pequeño corazoncito dibujado.

xxxxxxxxxx

Cuando Kara llega al zoológico, el lugar está más vacío de lo común. En las cabañas, solamente hay un par de personas, además de Winn y Maxwell Lord, quienes conversan en la oficina del segundo. Lillian no parece haber llegado y eso la relaja un poco.

—¿Buenos días? —Kara se asoma y saluda tímidamente.

—¡Hola, Kara! —saluda Winn.

El señor Lord sonríe al verla.

El momento más felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora