Creo que te quiero un poco

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Última semana del último año de educación secundaria. El ambiente jovial en el colegio se antoja hasta melancólico: es un día de muchas últimas veces. Una apenas adolescente Lena Luthor camina junto a su mejor amiga, Samantha Arias, por las áreas verdes y bien cuidadas del prestigioso lugar.

—¿Lista para el bachillerato, Luthor?

Lena se encoge de hombros sin mucho ánimo.

—¿Supongo?

—¿Supones? Pensé que estarías emocionada de dejar este agujero.

Lena sonríe.

—No me malentiendas, estoy lista para irme de aquí y dejar de ver álgebra con el señor Oldman... —las jóvenes se sientan en una banca, frente a ellas, un grupo de chicas juega un partido de futbol— pero hay ciertas... cosas... —Lena carraspea— que no quiero dejar ir.

Sam sigue la linea de sus ojos hasta una joven rubia y alta, que manipula el balón como toda una profesional a la mitad de la cancha, y que, al ver a las jóvenes, se detiene para saludarlas con un gesto de la mano.

—Gayle.

Lena asiente, mientras las dos saludan a su amiga de regreso con una sonrisa en el rostro. Gayle Marsh, jugadora estrella del equipo de futbol del colegio y presidenta de la sociedad de alumnos. Amiga de las jóvenes desde los 9 años. Próxima a mudarse al otro lado del mundo, gracias a una beca deportiva.

—La voy a extrañar... —murmura Lena.

—Yo también... —añade Sam y Lena sonríe triste. La joven suspira y titubea un poco antes de hablar.

—No...

—¿Huh?

—No la vas a extrañar, no como yo —repite Lena, enfatizando las dos últimas palabras.

Sam la mira curiosa y pronto entiende lo no dicho en la mirada de Lena: Gayle Marsh, jugadora estrella del equipo de futbol del colegio y presidenta de la sociedad de alumnos. Amiga de las jóvenes desde los 9 años. Gayle Marsh: crush de Lena Luthor.

—Oh. OH. —para variar Sam se queda sin palabras y se ve tan confundida ahí, con la boca abierta, que Lena no puede evitar reír, aunque se siente algo afligida.

—Está bien —dice encogiéndose de hombros— No es importante, de verdad. Hace dos años aprendí esto de mí... y Gayle... La quiero.

Al oír la voz de Lena quebrarse, Sam se apresura a abrazarla.

—Todo va a estar bien, Luthor —Lena corresponde con fuerza— Gracias por confiar en mí.

—Siempre.

—¡Hey! —Gayle aparece junto a ellas, interrumpiendo el abrazo— ¿Todo bien?

—Sí —Sam se apresura a responder— Problemas con Lillian —miente mientras Lena le sonríe— ¿Lista para irnos a comer?

—Uh, supongo, pero debo oler terrible, tendrán que aguantarlo —las tres jóvenes ríen.

El resto de la tarde se ocupa en menesteres relacionados a un solo evento: la fiesta de despedida de Gayle. Lena pasa la tarde prestando especial atención a la joven: su voz, sus expresiones, su lenguaje corporal. Quiere recordarlo todo sobre ella. Aun no sabe que pasará años queriendo olvidarla.

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—Hola, ¿Winn? Sí, es Lena. No voy a poder ir hoy —la joven deja salir un carraspeo falso, con la esperanza de engañar a su interlocutor— Amanecí muy enferma, ¿me puedes cubrir? —la voz de Winn suena preocupada al otro lado del auricular, pero Lena se asegura de sonar convincente y tranquila— Sí, no, estoy bien... Un resfriado ya sabes... Ajá, ya voy a ir al médico. Gracias, Winn.

El momento más felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora