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sentía que su corazón iba a explotar en cualquier momento.

hace un momento estaba juntando los varios sacos que jongho se olvidaba con tal de ganarse una caja de pollo, y ahora estaba parado frente al amor de su vida con un ridículo gorro rojo cubriendo su cabellera.

─ hey, yeosang. ─ inició el pelinegro, sonando extrañamente nervioso.

─ ¿y-y los demás miembros? ─ claro, puedes tartamudear todo lo que quieras si deseas quedar en ridículo, estúpido. pensó, abofeteandose mentalmente.

─ se fueron hace un momento, ¡y antes de que salgas corriendo, y-yo estoy aquí por las clases de baile!

clases de baile. oh, mierda. ¡iba a quedarse con seonghwa ahí, enseñándole "baile" durante el tiempo que el mayor quiera!

olvidó inmediatamente que debía darle esas clases, sin embargo, la idea no le disgustaba, solo que no quería tener un ataque de pánico. tomó una bocanada de aire antes de esbozar una sonrisita nerviosa.

─ no saldré corriendo, tranquilo. ─ está bien, sigues sonando normal. ─ ¿comenzamos?

el pelinegro asintió con torpeza, bajando sus cosas y despojandose de su abrigo negro bajo la atenta mirada del ruborizado pelirosa.

carajo, había estado tan inmerso en los lindos ojos del mayor que cuando este le pidió que le enseñe baile, no pensó en las reacciones de su cuerpo. no contaba con que sus mejillas se ruborizarían cada dos por tres, o que sus palmas sudarían como nunca, ni mucho menos que sus palabras saldrían atoradas como si fuera un bebé sin saber hablar.

parpadeo cuando el alto estuvo frente a el, girandose para salir corriendo hasta el pequeño cuarto donde hongjoong se encerraba para componer. mierda, no estaba listo para hacer eso, no podía pasar todo ese tiempo con seonghwa sin temblar o hacer el ridículo, y eso no era una opción.

se recargó por la puerta, mordiendo sus labios con fuerza sin importar que estos se esten lastimando. escuchó los pasos del otro acercarse antes de que unos suaves golpes llegaran, vio de reojo como intentaba girar la perilla y se apresuró a colocar el seguro.

─ ¿yeosang? ¿estás bien? ¿te sientes mal? ─ preguntó, suavizando su voz. ─, escucha, no tenemos que hacer esto si no quieres, vayamos a casa yy solo olvida que esto sucedió, ¿bien?

su voz sonaba preocupada, y estaba comenzando a sentirse terrible por colocarlo de esa forma. no respondió por que sabía que si hablaba, su voz terminaría quebrandose y delataría los sollozos bajitos que se encontraba soltando mientras se escondía entre sus brazos.

creyó que todo saldría bien, que podría controlar sus nervios por al menos dos horas, pero no, una parte suya sabía que eso no sería posible estando tan jodidamente enamorado del pelinegro, de sus sonrisas, de sus gestos, de sus palabras, de su risita maravillosa, de su voz, de su conducta, de su apariencia, de cada lunar en su cuello, de cada mínimo detalle de su ser, todo, absolutamente todo de park seonghwa le encantaba en demasía.

tristeza y decepción eran las razones del por qué un sollozo más fuerte que los demás abandonó su garganta, agudizando todos los sentidos del preocupado mayor atrás de la puerta.

─ ¿e-estás llorando?

de nuevo, sin respuesta.

─ ¿hice algo mal, dije algo malo?

sin respuesta.

─ lo sient-

─ ¡no! ─ la delicada voz del pelirosa le interrumpió, temblorosa y acompañada de hipidos. ─ ¡yo lo siento, por ser a-así de terrible! ¡no soy bueno bailando, y-y no puedo hablarle sin tartamudear c-como un niño pequeño! ¡debería pedirle a y-yunho que lo ayude! ¡soy un f-feo desastre que parece un estúpido t-tomate y q-que nisiquiera pu-puede decirle que! que n-nisiquiera puede decirle que lo ama como un bobo.

bad dancer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora