—¡Tienes que estar bromeando!
—Liu Yangyang. —siseo su madre, sus ojos fulminantes indicándole que se callara.— No le hables así a tu padre.
El menor apretó sus puños y giró su mirada a DeJun, el mayor tragó pausadamente la comida que tenía en su boca, su cuerpo algo rígido mientras continuaba como si no acabara de escuchar la sentencia final. Sus ojos se encontraron unos segundos pero se desviaron sin dudar.
Sus padres lo habían arruinado todo... sus estudios, su idea de mudanza, sus planes a futuro... incluso su jodida boda sería arreglada, maldita sea.
—Oh, no es broma, Yangyang. —negó su padre, una sonrisa de completa felicidad en su rostro.— Está dispuesto ya, los padres de Jun han aceptado.
—Pero Jun no. —exclamó el menor, con obviedad y la sonrisa de su padre tambaleo un segundo.— Yo tampoco... una cosa es elegir que estudiaré administración cuando yo quería medicina y otra es decirme que me voy a casar con un desconocido.
Su madre soltó una risa suave, dando una palmada en su hombro con demasiada fuerza.— Junnie no es ningún desconocido. —exclamó su sonrisa perfecta hacía la familia frente a ellos.— Hemos comido juntos tres veces... cuatro con esta.
—¡Ni siquiera soy gay!
—Claro que eres gay. —bufó su padre, haciéndolo sonrojar.— Jun también, por eso es perfecto, sí, no tendrán hijos, pero al menos tendrás una pareja estable y decente... siempre se puede adoptar.
—Oh, entonces imagino que ya me mostrarás un folder con fotos de recién nacidos para que elija uno, ¿o eso también lo van a elegir ustedes? —escupió, empujando su plato de comida lejos de él, botando la copa de agua de su prometido en el acto, un camarero limpió rápidamente y dejó una copa nueva bajo la mirada molesta de los mayores.
—Le pido que deje la inmadurez. —exclamó al fin, el padre de contrario.— No es algo que se pueda cambiar, esta alianza va a beneficiar a ambas familias, por un tiempo fue una vergüenza que mi hijo fuera gay, pero ya veo que hay fenómenos hasta en la mejores familias... deberías estar agradecido de que te demos a nuestro hijo, él te estabilizara, DeJun es un buen hijo, callado y servicial, será una buena ayuda para ti.
—¿Está consciente de que prácticamente está vendiendo a su hijo? —soltó Yangyang, su mirada cayó en el mayor frente a él, que ya había retomado la compostura y comía lentamente.— ¿Y tu estás bien con está mierda, no hay nada que quieras decir? ¡no solo es mi culo, es el tuyo también!
La mirada fría del mayor se elevó, su cubierto quedó al lado de su plato y tomó agua de copa y limpió su boca con su servilleta.— Nos vemos en la boda. —exclamó, con sarcasmo y desdén pero los otros adultos creyeron que era una clara aceptación al compromiso.
—¿Cómo dijiste? —murmuró, su voz atorándose en la garganta.
—Nos vemos en el boda. —exclamó de nuevo el mayor, encogiéndose de hombros con indiferencia, cabreando los nervios de Yangyang.
—No puede ser que...
—¡Magnífico! —la madre de DeJun aplaudió con entusiasmo, su sonrisa blanca tan grande que era estresante.— ¡Solo debemos elegir una fecha que quede bien con todos!
—Invierno. —exclamó el mayor, antes de tomar bocado.— Tiene que ser invierno o no hay boda. —sentenció y todos asintieron de acuerdo, lo que solo hizo enojar más al menor.
Yangyang bufó, su cuerpo recostándose en el respaldo de la silla y sus brazos cruzados sobre su pecho.— Esto es increíble... mi opinión no importa, pero la de él, sí, pura mierda.
Si alguien lo escuchó, no lo sabe, posiblemente todos lo ignoraron porque nadie respondió, todos emocionados planificando una boda de muerte mientras los novios se veían con indiferencia y uno parecía darle más importancia a la comida que a su vida.
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Y vaya que cumplió su promesa, después de la cena del compromiso lo vio de nuevo en la cena de ensayo y luego frente al altar.
Su prometido era guapo, no va a negarlo, sus ojos son fuertes y afilados, su sonrisa es delicada... todo él lo es, era alguien fino, pero eso no iba a quitar el hecho de que estaba parado a su lado contra su voluntad.
Ambos dijeron sus votos, uno más natural que el otro, DeJun parecía igual que en la boda, indiferente y monótono mientras tomaba sus dedos y colocaba el anillo, sus ojos se encontraron un segundo, pero Yangyang no pudo ver nada... ninguna emoción de felicidad o tristeza.
—Puede besar al novio. —le dijo el abogado a él, porque era obvio quien llevaría el apellido de quien, al parecer la familia del contrario creía que su apellido tenía más peso.
Suspiró pesadamente, acercándose para dar un pico rápido en sus labios a lo que el menor no se inmutó. Sus amigos aplaudieron con una sonrisa sincera pero pesada, los amigos de DeJun solo los vieron en silencio.
La ceremonia fue rápida, la cena fue innecesariamente extensa y ambos celebraron cuando el último inversionista de sus padres se fue.
—Ten, hijo... las llaves de la casa que querías.—exclamó su padre, su madre colgada de su brazo como todo un adorno.— Nos vemos en el trabajo en una semana.
—¿Una semana? —bufó Yangyang, apretando la llave en su mano.— Ni cuando me dio fiebre tifoidea me diste vacaciones...
—Es tu luna de miel. —su padre se encogió de hombros, como si fiera obvio.— No lo arruines. —siseo en su oído apretando su brazo con fuerza.
Su madre dio un empalagoso beso en su mejilla y en la de su ahora esposo, antes de despedirse y salir felices del salón, los padres de DeJun fueron diferentes, una inclinación fue suficiente.
—No lo arruines, es tu última oportunidad. —exclamó el padre del mayor, demasiado fuerte, era obvio que quería darse a entender.— La última.
El mayor no dijo nada, su mirada se mantuvo fija al frente y ambos se quedaron solos, observando como toldo empezaba a ser limpiado.
—Umhm, supongo que debemos irnos. —murmuró Yangyang, sin saber bien que hacer o como actuar.
DeJun giró a verlo, sus mirada se veía ahora cansada y turbia, asintió una vez antes de tragar el nudo en su garganta y se quedó esperando a su lado.— Pasa...
Yangyang lo vio extrañado, hace un momento era un tempano de hielo y ahora parecía a punto de ponerse a llorar, definitivamente era algo para mantener en observación.
Empezó a caminar, seguido por el mayor, notó como su mirada se movió por todo el parqueo antes de suspirar de nuevo y juntarse a él.— Debo ir contigo. —murmuró y Yangyang asintió, pasándose frente a su auto.
¿Debería abrir su puerta?
DeJun fue más rápido, caminó al auto abrió la puerta del copiloto y se subió, desviando su mirada a la ventana, Yangyang manejó también en silencio, estaba seguro que esta no sería la noche de bodas de una pareja normal, ellos ni siquiera se miraban más de un minuto.
Llegaron a casa pronto, el contrario saltó del auto y caminó hacia adentro sacando su propia llave, tomaron una ducha y se cambiaron, como era de esperarse solo había una cama, él estuvo a punto de ofrecer un piedra, papel o tijera para ver quien dormiría en ella hasta que pudieran comprar otra, pero el mayor le ganó, se metió en la cama rápidamente y joder, él estaba muerto... le dolía todo no pensaba dormir en el suelo.
Así que con cuidado entró a la cama, evitando tener contacto con el contrario que estaba hecho un ovillo mientras le daba la espalda, su respiración pesada y lenta como si tratara de calmarse, parecía a punto de quebrarse.
Y lo hizo... esa fue la primera noche que escuchó a DeJun llorar.
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Matrimonio arreglado | YangXiao
FanfictionCuando tus padres han elegido quién debes ser, estudiar o donde vivir, lo mínimo sería que pudieras elegir a quien amar ¿no? No. No cuando eres Liu Yangyang y Xiao DeJun.