Matrimonio arreglado | YangXiao

El bebé quiere cariñitos.

Xiaojun se removió al sentir cosquillas suaves, sus ojos se abrieron apenas un poco para encontrarse con los ojos de Yangyang observándolo, pero los cerró rápidamente y se acurruco en su pecho de nuevo logrando que una corta risa saliera del menor.

—Xiaojun, despierta... debo ir a trabajar. —murmuró, dejando besitos en su hombro desnudo mientras sus dedos pasaban por su espalda expuesta.

Hizo un puchero, acercándose a dejar un largo beso en los labios del menor acción que Yangyang recibió con gusto y logró que apretara su cintura con sus dedos, terminó colocándose por completo encima de su cuerpo y negando mientras descansaba su cabeza en su hombro.

—Jun, debo ir o mi padre me matará. —susurró, mientras su nariz se enterraba en su cabello y sus manos parecían haberse quedado en su cintura para siempre—. Prometo que voy a traerte lo que sea que quieras, incluso vendré más temprano. — ofreció, Xiaojun solo negó se nuevo.

Yangyang se sentó con una sonrisa, logrando que Xiaojun se realizará hasta caer en su regazo y poder contemplarlo.

El mayor era un desastre.
Su cabello estaba desordenado por todos lados, su blanca y delicada piel teñida por todos lados, marcas de dientes en sus bazos y pecho, chupetones rojos y morados en su hombro y uno pequeño en su cuello; sus piernas estaban igual o peor, el interior de sus muslos se veía enrojecido por las mordidas constantes y las marcas empezaban a oscurecer.

Era su obra de arte, Xiaojun estaba pintado a su antojo y el mayor parecía estar bien con eso.

—¿Te duele? —preguntó, dejando un beso casto sobre la marca más cercana pero el mayor negó nuevamente con una sonrisa—. ¿Por qué no me hablas? quiero escuchar tu voz...

Ahí fue cuando el mayor se sonrojo, sus brazos pasaron por los hombros de Yangyang y su rostro se escondió en su cuello antes de susurrar—. Eso si me duele. —la siempre suave voz de su esposo salió ronca y rasposa, fue casi imposible no sentirse orgulloso de eso, solo el recordar como Xiaojun gritaba su nombre a todo pulmón le hizo querer empujarlo al colchón de nuevo.

—¿En serio? —preguntó, dando besos en su hombro y moviendo sus dedos por su espalda para erizar su piel—. ¿Mucho?

—Mjm. —respondió el contrario, Yangyang rió suavemente antes de tomar sus hombros y separarlo con cuidado, los ojitos brillantes y mejillas avergonzadas de Xiaojun era algo que definitivamente quería tener grabada en su memoria.

—Entonces supongo que no debería ir a trabajar ¿no? —murmuró, acercándose para dar un beso en la manzana de Adán de Xiaojun—. Mi esposo está enfermo.

El mayor asintió rápidamente ante la idea, su emoción era tan tierna que no podía decirle que era una pequeña broma, no, él llamaría a su padre y se haría el muerto para no contestar con tal de no dejar a Xiaojun solo hoy.

Parecía un bebé, su bebé necesitando cariñitos.

—Muy bien, llamaré a mi padre y pondré agua para prepararte un té. —murmuró, dejando un beso más en su pómulo antes de colocarlo con cuidado en la cama y tratando de encontrar algo de su ropa en el suelo, al no encontrar nada cerca, suspiró y mordió su labio antes de agregar—. Cierra los ojos, me pondré ropa.

Sintió como Xiaojun se rió detrás de él pero el mayor cerró sus ojos obediente, rápidamente se levantó y corrió a su closet para ponerse al menos unos boxer, giró a la cama y encontró a Xiaojun dándole la espalda, pequeños aruñones en ella que le hicieron sonreír pero él sabía que su espalda estaba igual o peor.

Sus dedos picaron y decidió hacerle caso a su mente, se acercó a la gaveta de su esposo y buscó algo de ropa interior y una pijama suave para cubrir su cuerpo del frío y evitar que él en serio enfermara.

—Ponte esto, iré a poner el agua del té, ya vuelvo. —exclamó, Xiaojun tomó su mano rápidamente y Yangyang sonrió con ternura—. No me voy a ir, solo iré a la cocina y volveré... menos de cinco minutos.

No tan convencido, Xiaojun asintió y se dejó caer en la cama de nuevo, las sábanas azules rodeando sus curvas delicadas con perfección.

Mierda, iba a tardar menos de cinco minutos en volver.

Literalmente corrió a la cocina, tomo la primera olla que encontró porque estuvo a punto de colocar un sartén con tal de volver rápido a la cama, tomó su teléfono y marco mientras la llenaba de agua y encendía el fuego.

—Buenos días, Yangyang. —exclamó su padre y él mordió su lengua, mentir no era su fuerte.

—Buenos días papá, hey, yo... umhmm, no podré llegar a trabajar hoy, Xiaojun se resfrío por... lo de ayer, así que se siente fatal, me quedaré a cuidarlo. —dijo rápidamente, el tiempo de espera se sintió eterno pero al final tuvo su respuesta.

—Está bien, cuidar a tu pareja es importante, me alegra que tomes más responsabilidad, Yangyang... y que mal, era de esperarse que eso podría pasar, él no estaba tan preparado para el frío de ayer.

—Lo sé, pero estará mejor para mañana... espero. —exclamó, con una sonrisa—. Gracias papá, nos vemos mañana entonces y...

—Aparte, ya que están juntos... pensábamos que podían hablar de algo importante...

Los pasos de Yangyang pararon en el pasillo, su respiración incluso se cortó por unos instantes—. Ajá...

—Estábamos hablando con los Xiao y creemos que sería genial empezar a considerar la idea de hijos...

—Espera, espera ¿qué? no... no, no tenemos ni un año de casados.

—El tiempo se pasa rápido, deberíamos aprovechar que aún son jóvenes, aparte, eso mantendrá a DeJun ocupado en algo más que no sea la casa... —exclamó su padre y cerró los ojos ante la molestia posibilidad de que él ya supiera que técnicamente Xiaojun tenía un trabajo—. Ocupado en lo importante.

—Gracias por la preocupación, pero sabemos qué es lo importante... tener o no hijos es nuestra decisión, pero gracias por el consejo, mi esposo está muy contento con las tareas que tiene por ahora.

—Liu Yangyang, debes...

—Yup, feliz día papá, saludos a mamá, dile que no venga porque todas las puertas tendrán seguro, adiós. —exclamó, colgando la llamada antes de enojarse más aún.

Antes era molesto el que hicieran de menos a Xiaojun pero ahora era irritante y detestable, su esposo era maravillo, capaz y demasiado inteligente... él tenía más cosas por hacer, planes y proyectos por iniciar, no iba a obligarlo a dejar todo por una idea de sus padres de nuevo.

Al menos de que él lo quisiera, pero le preguntaría luego... ahorita lo único que quería era hundirse en sus brazos de nuevo.

Una vez abrió la puerta encontró a Xiaojun con una pequeña sonrisa, solo había colocado sus boxer y la pijama seguía a los pies de la cama, Yangyang tomó la playera y a regañadientes se la colocó besando cada puchero que hacia el mayor.

—Vas a resfriarte de verdad, tonto. —burló, antes de acostarse a su lado, Xiaojun se subió a él automáticamente, su cabeza recostada en su hombro mientras sus labios se buscaban para dejar suaves besitos a cada momento y sus dedos trazaban círculos en su espalda y su cintura.

Él no necesitaba un bebé aún, él ya tenía uno que exigía demasiados cariñitos... y por alguna extraña razón él quería dárselos todos.