Coqueteando en la cena.

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Xiaojun mentiría que no sintió su corazón bailar en su pecho al escuchar las palabras de Yangyang salir con celos totalmente obvios.

Su esposo parecía querer asesinar a Jeno con la mirada, el apretón de manos estaba tardando más tiempo de lo socialmente correcto y él supo que el otro había entendido la indirecta cuando una pizca de diversión y reto brilló en sus ojos.

—Wow, al fin alguien logró atrapar a mi pequeño DeJun... estoy sorprendido. —exclamó Jeno, viendo al contrario de arriba hacia abajo con desdén—. Digo... no eres para nada su tipo de chico.

Sus ojos se abrieron sorprendidos ante las palabras de Jeno, él menor tendía a ser algo tosco con sus palabras pero nunca grosero con las demás personas, sus labios se abrieron para detener una pelea inminente de "mi casa es más grande que tu casa" pero su esposo le ganó.

—Me imagino, es que, perdón que lo diga mi amor... pero antes te gustaban idiotas. —dijo con nada de sutileza, aún apretando la mano ajena.

Xiaojun contuvo una risa, su mano cubriendo su boca y subiendo sus gafas rápidamente antes de levantarse de la silla y evitar una pelea física.

—Siempre es un gusto verte... Jeno, espero podamos vernos en otras circunstancias. —exclamó, tocando suavemente el codo del nombrado y logrando que su mirada se girara hacia él—. Estamos en una cena importante...

Creería que Yangyang estaría contento por despachar a su ex-novio de su vista, sin embargo cuando lo vio de reojo solo notó como el menor veía su mano sobre el cuerpo de Jeno con recelo, su ceño fruncido con fuerza.

—Comprendo totalmente, JunJun. —dijo Jeno, usando el apodo cariñoso que le había dado hace años, soltó a Yangyang y se concentró completamente en Xiaojun, su mano colocándose sobre la que el mayor tenía en su brazo—. Yo también quisiera verte en otro momento... llámame, mi número sigue siendo el mismo. —exclamó, antes de dejar un beso en su mejilla y pasar a su lado para ir a su propia mesa.

Bien, la había cagado.
No espero que Jeno hiciera eso.

Su mano rápidamente fue a la mejilla recién besada, su rostro sonrojado pero de la vergüenza que sentía y no de ternura, sus ojos se dirigieron a Yangyang que se había sentado bien y miraba el menú con su mandíbula apretada, tomó asiento frente a él y pasó sus dedos suavemente por los pétalos de la orquídea que le había regalado hace un momento sin saber bien cómo empezar la conversación de nuevo.

—Te gustaban idiotas. —escupió el menor, con mejillas sonrojadas y jura que vio un pequeño puchero en sus labios antes de que levantara el menú cubriéndose por completo—. Putos e idiotas.

—Yanggie...

El nombrado levantó su mano, para pedir que la mesera llegara, su mirada se fijó de nuevo en el menú, él ya sabía que pediría así que sólo observó el pastel que había sido abandonado a un lado de la mesa hasta que el servicio llegó.

—Quiero esto.. —dijo, señalando el menú lo suficientemente enojado como para hablar—. Y té de limón.

La mesera asintió, sintiendo en definitiva el ambiente incómodo, casi está seguro que vio a la señorita hacerle una mirada de precaución, como si le preguntara si necesitaba ayuda o todo estaba bien.

—Yo quiero raviolis rellenos de pato con salsa roja y limonada por favor... —murmuró él, dándole una sonrisa tranquilizadora a la chica que recogió los menús y se despidió con una reverencia dejándolos solos de nuevo.

Yangyang se concentró en su vaso de agua, mientras sus dedos tocaban el cristal con cuidado y su puchero seguía en su rostro, lo peor de todo, es que de alguna manera que no entendía, eso le parecía adorable.

Matrimonio arreglado | YangXiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora