¿Irritado o caliente?

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—¡Mierda!

—Muy bien, ya calmate. —exclamó Hendery, quitándole todo de las manos—. Joder, Xiao ¿qué demonios te pasa? tienes un humor de porquería desde la mañana, sé que no te gustan las cenas con tus padres pero qué mierda tienes.

—Es complicado. —bufó, dejando caer su cabeza entre sus manos, sus ojos se sentían pesados—. Aunque sí, la jodidas cenas me estresan, pero no sé, solo me siento irritado.

—¿Qué pasó? ¿Yangyang te hizo algo? —preguntó el menor, con una ceja elevada—. Porque yo los he visto muy juntitos...

—Somos socios. —siseo el mayor, fulminando a su mejor amigo con su mirada—. Nuestro matrimonio es un trabajo, llevarnos bien es necesario o nos vamos a querer matar siempre.

—Ajá y por eso te lo comes con los ojos. —burló Hendery, provocando que las mejillas de Xiaojun se sonrojaran.

—Eso no es cierto.

Hendery soltó una carcajada antes de levantarse y apoyar sus caderas en la mesa, justo al lado de su mejor amigo—. No me mientas, DeJun, yo me doy cuenta... lo veo como te haces a su lado buscando un roce que nunca llega, esperas tacto de su parte pero él no lo hace... tal vez eso te frustra.

—No sé ni por qué te estoy respondiendo... —murmuró, mientras sus ojos volvían al trabajo frente a él, sus dedos repasando unos cobros que realizar.

—¿Hace cuanto no lo haces con alguien? —soltó de pronto su amigo, provocando que se ahogara con su propia saliva y sus orejas se volvieran rojas.

—¡KunHang!

—Eso podría explicar porque estás tan irritado y buscas contacto. —exclamó su mejor amigo como si nada—. Eres mi mejor amigo, me iba a casar contigo... sé que eres una persona, umhmm... caliente, no tener tus necesidades satisfechas te pone de mal humor.

—Estás loco. —negó, enfocándose en sus papeles pero sin leer nada—. No me hagas quedar como un ninfómano enfermo.

—No dije que fueras un ninfómano, digo, que necesitas besitos y cariño. —murmuró su amigo, colocando una mano sobre su hombro—. ¿Hace cuanto?

Xiaojun se quedó en silencio un momento, sus ojos cerrados mientras sentía los dedos de su amigos masajeando su cabello, un suspiro salió de sus pulmones antes de murmurar.

—Mhmm, no sé hace cuanto fue la última vez con Jeno.

—¡¿Con Jeno!? —gritó Hendery, abriendo sus ojos de pronto y tomando el rostro de Xiaojun entre sus manos—. ¡Un año y un poco más!

—Entonces... eso, un año y un poco más. —murmuró avergonzado, desviando su mirada hacia otro lado—. Ya deja, se me pasará ¿o qué? ¿te vas a ofrecer a ayudarme? —burló, pero Hendery lo vio fijamente sin parpadear—. Hen...

—No, no me meto con casados... lo sabes. —negó, soltando el delicado rostro de su amigo, una pequeña mueca de dolor en su rostro—. Si no se lo hice a John, que lo odio... no le voy a hacer eso a Yangyang que empieza a caerme bien.

—Era una broma, yo tampoco lo engañaría. —negó, encogiéndose en su lugar por haber echo a su amigo sentir mal—. Se me rompe el corazón solo de pensar que él podría engañarme ya ¿y yo saldría con algo igual? no, no...

—Él no te engaña, Xiao. —negó Hendery, viendo a su amigo con una sonrisa—. Eres muy hermoso... él lo sabe, te ve de reojo e incluso podría jurar que tiene tantas ganas de tocarte como tu de que él te toque, pero no lo hace... —dijo, pero el sonrojo de su amigo le hizo cambiar sus palabras—. ¿o ya lo hizo?

Xiaojun abrió su boca un par de veces, sus mejillas adorablemente rojas—. Solo la cintura, coló sus manos un par de veces y me dio un besito en el cuello... pero estaba ebrio, seguro ni lo recuerda...

—Ah, mi pequeño Xiao, siempre tan inocente. —burló el menor, antes de tomar la mano de su amigo y obligarlo a ir a su cuarto—. Hoy, en la cena con sus padres te vas a ver tan malditamente bien que él no tendrá otra opción que tocarte porque te verás irreal.

Xiaojun negó, avergonzado de imaginar a un sobrio Yangyang queriendo pasar sus dedos por su piel—. No somos ese tipo de matrimonio... es arreglado ¿recuerdas? se supone que nos odiamos y esas cosas.

—Pues si no te puedes acostar con alguien más al menos que la única persona con la que puedas lo haga, mierda. —siseo el menor, señalando con su dedo—. No me creas si no quieres, pero yo veo la tensión jodida entre ustedes... así que, por hoy, dame el beneficio de la duda y coquetea, casi ni te reconozco jodida abuela, tu levantabas chicos en cada fiesta y ahora no te animas a coquetear con tu esposo ¡con tu esposo!

—Bien, bien... lo haré, pero si sale mal te mato. —gruño el mayor, levantándose para buscar un poco de ropa—. Toma mi teléfono y manda un mensaje a Yangyang y dile que no pase por mi, llegaré al restaurante en uber.

—Uh, beneficio de la duda, que caliente.

—Callate o me arrepentiré.

.

.

.

Yangyang se removió incómodo de nuevo en su silla, sus suegros hablaban de sus padres de negocios, revisó el mensaje de Xiaojun de nuevo antes de suspirar y bloquear el celular.

Había sido raro recibir un mensaje diciéndole que no llegara a casa, que él llegaría al restaurante después, era una vuelta menos, sí, pero el mayor aún no llegaba y eso le generaba un poco de ansiedad.

Si a las siete con treinta el mayor aún no estaba a su lado lo llamaría.

—Perdón por la demora. —la voz suave de su esposo entrando a la habitación privada le permitió respirar más en paz de lo que creyó.

Sus padres elevaron la mirada y se quedaron congelados al igual que sus suegros, él giró a verlo rápidamente y sintió como dejó de respirar por unos segundos.

Mierda, era un ángel... un hermoso ángel.

No pudo quitar sus ojos de él mientras caminaba con gracia hacia la mesa, Xiaojun llevaba un traje azul zafiro perfecto, una camisa negra con unos botones medio abiertos con unos zapatos negros brillantes, su cabello estaba peinado a un lado, dejando sus pómulos elevados al descubierto y un reloj adornaba su muñeca izquierda.

En la misma mano, su anillo de bodas brillaba con fuerza, hinchando su pecho de orgullo.

—Cariño, que bueno que ya estás aquí. —murmuró su madre, pero ¿a quién le importa? su esposo había reído, no, casi ronroneado mientras se sentaba a su lado y   hacia el intento de quitar su saco.

No lo pensó ni un segundo, tenía que tocarlo, sus manos se extendieron para ayudar a quitar el saco de su delgado cuerpo para colocarlo a un lado, movimiento que expuso por un momento sus clavículas y dejó a la vista una delicada cadena plateada adornando su cuello.

Mierda.

—Gracias. —murmuró Xiaojun, con una pequeña sonrisa coqueta y mejillas sonrojadas, sus dedos se colocaron en su barbilla para dejar un suave y fugaz beso en sus labios antes de girar hacia los mayores y empezar a conversar con ellos.

Los labios de Yangyang se sintieron arder, su mirada seguía fija en su esposo y sus manos picaban por tocar todo lo que fuera posible.

Iba a ser una larga cena, espera que se empeoró cuando consideró el echo de que Xiaojun hubiera estado así de arreglado todo el día... ¿por qué? ¿por quién?

¿Por eso no había querido que pasara por él?

Sus ojos inspeccionaron la piel visible del mayor sin ver ningún tipo de marcas, pero debía estar seguro... él debía revisar y preguntar.

Tal vez dejar una marca o dos.

Matrimonio arreglado | YangXiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora