~7~ CAPITULO

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10 de octubre

 

  Hoy he conseguido librarme de acabar con el grupo de castigo.

No es la primera vez y no será la última.

  Estaba en clase de política cuando el profesor preguntó:

  —¿Alguien sabe cuál fue el gobierno conocido como Camelot?

  —¿El de Clinton? —preguntó Justin Walker, que se sienta a mi

lado.

  —No, ese fue Chúpame-lot —dije, y me eché a reír.

  Dejad que os explique por qué me metí yo solo en ese jardín. En

primer lugar, nadie más que el profesor entendió el chiste. En segundo

lugar, da clase sobre la política de Estados Unidos, y por tanto no

tiene sentido del humor.

  —Espéreme después de la clase, señor Phillips —dijo.

  Así que una vez hubo terminado de explicarnos la importancia

del sistema ramificado y después de media docena de chistes malos

con los que intentaba conectar con sus alumnos adolescentes, me

acerqué a su mesa.

  —¿Qué? —Mi tono podría haber sido más amable.

  —¿No cree usted que ese chiste estaba fuera de lugar, señor

Phillips? —me preguntó.

  —Sí —respondí—. Probablemente habría sido mejor recibido en

la clase de historia de Estados Unidos.

  Una vez más pude comprobar que no tenía sentido del humor.

  —Señor Phillips, ¿cuántas veces tengo que decirle que salidas

como esa están completamente fuera de lugar…? —y añadió más

cosas, pero yo desconecté.

  —Fue usted quien sentó a Justin Walker a mi lado. Es algo que

llevo aguantando desde primaria y nunca me he quejado. Parece que

todo el mundo piensa que si sientas a un idiota al lado de un buen

estudiante, se le acabará contagiando la inteligencia, pero en lugar de

eso, lo que noto es que cada día disminuye en varios puntos mi

cociente intelectual.

  —¿Qué es exactamente lo que quieres decir?

  —Lo que quiero decir es que todo el sistema educativo está

orientado precisamente hacia los chicos que no pueden seguir el

ritmo, y creo que también se deberían hacer excepciones con alumnos

como yo —expliqué—. Y así es como yo aprendo, a base de groseros

sarcasmos.

  —Señor Phillips… —El profesor suspiró y se frotó los ojos. Si

este hombre se jubila antes de tiempo puede que la culpa sea mía.

  —¿Por qué mi chiste es peor que el chiste que ha hecho usted

comparando las tres ramas del gobierno con Los Tres Chiflados? —le

Fulminado por un rayo - Chris ColferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora