~11~ CAPITULO

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 16 de octubre

 

 Clovergate, día dos

  Me desperté esta mañana (que siempre es una buena noticia) y

decidí atacar los objetivos más fáciles de mi plan Clovergate. Los

chantajes de ayer funcionaron tan bien que no quería precipitarme. Así

que hoy he decidido ir a por Vicki y Dwayne.

  Era la hora de comer y todas las bestezuelas del instituto

deambulaban por el patio. Me encontré con Malerie en las sombras,

detrás del contenedor de basuras de la cafetería. Nadie podía

imaginar lo que nos traíamos entre manos.

  —¿Tienes el material? —le pregunté.

  —Sí —respondió Malerie—. Y no ha sido fácil.

  Sacó una bolsita de plástico llena de… material.

  —¡Buen trabajo! Vamos a por él.

  Dwayne estaba sentado en una de las mesas del patio, a la

sombra. Si el patio fuera un vecindario, los bancos que están a la

sombra serían «el otro lado de las vías». Allí es donde se reúnen

todos los vagos a la hora de comer para comparar las cicatrices que

se han hecho con el monopatín y compartir ideas sobre la fabricación

de bombas caseras.

  Malerie miraba a su alrededor con los ojos muy abiertos y algo

preocupada.

  —No pasa nada, Mal —la tranquilicé—. Tú sígueme el rollo. Poli

bueno/poli malo, ¿te acuerdas?

  —Sí —respondió, pasándose la lengua por los labios con

expresión de dura—. Vamos allá.

  Nos acercamos a Dwayne y nos inclinamos hacia él desde el

otro lado de la mesa; el interrogatorio había comenzado.

  Estaba dibujando una ardilla que sostenía una granada como si

fuera una nuez. Alzó la vista del papel y nos miró. (El dibujo me

pareció muy ingenioso, pero no era el momento más adecuado para

halagar al enemigo.)

  Arrojé la bolsita encima de la mesa.

  —¿Qué es eso? —preguntó Dwayne, señalándola con su lápiz.

  Malerie soltó una carcajada y, a continuación, adoptó una

expresión muy seria.

  —Venga ya, sabes perfectamente lo que es.

  Al parecer, Malerie era la poli mala.

  —Te has dejado esto en la clase de periodismo —le dije.

  Nos miró con expresión neutra. No tenía muy claro si estaba

confuso o simplemente era su expresión habitual.

  —¿Queréis un poco, chicos? —nos preguntó, y una sonrisa se

Fulminado por un rayo - Chris ColferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora