Capitulo 2

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Krimhild fué llevada con algo de brusquedad a la plaza central. Ella vió como el hombre que montaba el caballo guiaba al guardia hacía un edificio donde salían varias caravanas totalmente tapadas. La llevarón adentro del edificio a un escritorio donde una mujer de cabellos negros y ojos verdes záfiro estaba sentada.

-¿Y esta?-preguntó la mujer con un tono de desprecio

-Tomale los datos-dijo él hombre que hace un momento montaba un caballo

-Bien-respondió ella de mala gana- Vente para aca niña- le agarra de la mano a Krimhild y la empieza a llevar a una habitación cerrada

-Espere, yo no...-dijo Krimhild en su intento de irse

-Tienes alguna marca en tu cuerpo?-preguntó ella

-No...espere ¿por qué me pregunta eso?-dijo Krimhild sin entender

-No tengo tiempo para estupideces-dijo la señora mientras se sentaba en una silla- Marianne, Martha!-gritó ella- Desvistanla

-Si señora!-dijerón las dos jovenes aue aparecieron rapido ante el llamado de su ama

-¿Desvestirme?-preguntó Krimhild antes que una de las chicas empezara a romperle la ropa- ¡Ey esperen!-dijo ella mientras intentaba tapar su cuerpo

Las jovenes empezarón a rasgar la ropa de Krimhild hasta dejarla en ropa interior. Fue en vano que Krimhild intentara taparse ya que ellas eran dos. Finalmente cuando revisarón todo su cuerpo, mirarón a la mujer que estaba sentada y dijerón:

-Nada mi señora-dijo Marianne- ¿Nos retiramos?

-Si vayanse, gracias-respondió ella y las jovenes se fuerón- ¿Cuál es tu nombre?-preguntó

-Krimhild-respondió ella timidamente

-¿Edad?-volvio a preguntar

-Dieciseis-respondió

-¿Eres virgen?-preguntó ella haciendo que Krimhild se ruborize

-Si...-dijo Krimhild avergonzada

-Entonces...-dijo ella mientras se paraba de la silla- Eres perfecta para esto

-¿Qué cosa?-preguntó Krimhild

-¿Acaso no sabes por qué estas aquí?-preguntó la mujer con algo de molestia- Te vamos a enviar al palacio que está en la capital

-¿Qué?-preguntó Krimhild empezando a asustarse- No...-siguió ella empezando a entender todo- ¡Dejenme ir!-gritó mientras empezaba a correr hacia la puerta

-¡Eh espera!-gritó la señora- Fernando ¡detenla!

-Espere un momento-dijo el tal Fernando que era el hombre que había estado montado sobre el caballo- No puedes irte de aquí

-Por favor...tengo familia...-dijo Krimhild apuntó de llorar- Yo...simplemente no quiero ser ningún juguete del imperio

-¿Tú crees que a la gente de nuestra clase nos importa estos sentimentalismos?-preguntó la señora molesta- No nos importa la opinión del pueblo y mucho menos la de gente pobre como tú. Ahora metela a la maldita caravana

...¿este tipo de personas rigen nuestro imperio? Por eso son las tantas revueltas que estan habiendo...esta gente simplemente no le importa que le pase a sus ciudadanos...No puedo dejar de pensar que pasara con mi padre. Debe estar preocupandose porque no he llegado a la casa. ¿Que hara? ¿No es suficiente con que haya muerto mi madre? ¿Por que tengo que dejarlo solo a el y a mi hermana?

La muñeca del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora