La muñeca del Rey

Capitulo 11

Como siempre Krimhild se levantó temprano, a las 7:00am que era la hora que acostumbraba ya que antes ella iba a buscar agua del pozo para hacerle el desayuno a su papá.

Sonreía cada vez que recordaba los buenos momentos. Sí tal vez eran pobres y a veces no podían comer pero eran felices como eran.

Y tenía una hermana menor que se llama Rose.

Rose era 5 años menor que Krimhild. Igual que ella era también rubia albina y poseía ojos verdes.

Eran solo ellos. Tres miembros de esa familia.

Mi papá me advirtió que tuviese cuidado con los guardias...soy una estúpida, él debe estar muy preocupado...-pensó Krimhild

Y el sólo pensar en su padre llorando porque no puede encontrarla y los vecinos diciéndole que los guardias se llevaron a su hija mayor, lo destrozaría.

No quiero que mi hermana tenga que pasar lo que yo estoy pasando

Enterrada entre sus pensamientos, Krimhild va distraídamente hasta la pequeña capilla que está al lado oeste del palacio.

"Exageradamente grande" diría ella. Los nobles disfrutando de mujeres, joyas, dinero y el pueblo muriendo de hambre.

Llega a la capilla y se sienta. Empieza viendo la imagen de Jesús en la Cruz y empieza a rezar el Padre Nuestro para luego rogar que la saque de allí.

Viva o muerta. Ya no importaba

-¿Qué haces aquí niña?-

Voltio a ver quién le hablaba y era esa mujer vestida de hombre. Thalía

-He venido a orarle a Dios- respondió Krimhild

-¿Para qué te saque de aquí?-le preguntó ella- No sé si de este lugar salgan las plegarias y le lleguen a Dios

-Dios está en todas partes-confirmó Krimhild- Él me escuchará

-Es una suerte que ya hayas sobrevivido 2 semanas-dijo Thalía- Otras ya hubiesen muerto

Krimhild recordó cómo comenzó todo. Sus dos compañeras. Se conocieron tiempo breve pero igual las recordaba con nostalgia y recordaba como murieron.

A manos de él.

Simplemente él se aburrió de ellas. También llegaría el momento en el cual él se aburriría de ella.

Y la mataría. Acabaría con ella

-¿Cuál es su trabajo?-preguntó Krimhild

-Eliminar a los revoltosos del pueblo. A los que quieren...revolución-respondió Thalía- Aunque no estoy de acuerdo con eso

-¿Por qué?-pregunto Krimhild

-También quiero revolución-dijo Thalía- el imperio está corrompido

-Por él?-preguntó Krimhild

-No...Detrás de él hay alguien más que le enseño a ser de esa manera-dijo Thalía- No le digas que te he dicho que estoy encontrar de la revolución porque de seguro me mata

-No te preocupes no diré nada-dijo Krimhild- pero ¿quién está detrás de todo?

-Ya lo sabrás a su tiempo niña-respondió Thalía y le puso una mano sobre la cabeza de Krimhild- sobrevive

Thalía se fue. Krimhild se quedó allí quieta intentando pensar quien sería él que está detrás de todo.

Salió de la capilla para intentar seguir a Thalía pero no la vio en el pasillo. Ya se había ido.

Se rindió y empezó a caminar hacía su cuarto para poder desayunar.

-¿Dónde estabas?-

Levantó la mirada para ver quien le hablaba. Era él

-Hola amo-saludó ella- perdón no quise preocuparlo, solo fui...

-¿Preocuparme? Vaya que algunas personas se creen demasiado-dijo él sarcástico-hazme el favor de recordar tu posición en este lugar, ahora ven acá

Krimhild se acercó temerosa y él le agarro su mano bruscamente para prácticamente llevarla a ese lugar que ella consideraba tortuoso. La encadenó con brusquedad a la pared y se fue para agarrar una correa de cuero

-Esto servirá para disciplinarte-dijo él y comenzó a sacarle la ropa para dejarla desnuda

Krimhild se moría de la vergüenza. Él la estaba viendo desnuda. Y la estaba tocando. Sus manos de él rozándole la piel desde los hombros hasta los glúteos.

Un golpe. Rápido y doloroso. Krimhild ahogó un grito ya que él le tapó la boca

-No grites-

Y vino otro. Cerró los ojos. No quería saber cuándo vendría el siguiente

Y otro. Pero está vez estaba decidida a distraerse en algún pensamiento para olvidarse del dolor. Su hermana por ejemplo. Cuando eran pobres pero felices. Todos juntos, haciendo una bonita familia.

No importa cuántas veces me golpees, no moriré. Sobreviviré por mi hermana...