15 años después...
Valentina subió sus cosas en la parte trasera de su Renault de color azul, y saludó a uno de sus compañeros con la mano, quien también estaba subiéndose a su auto a una distancia prudencial. Había sido una larga jornada de trabajo y Valentina estaba muy feliz con los resultados. Desde que se había recibido como psicólogo, y luego se había especializado en Psicología Deportiva (Juliana estuvo muy feliz al respecto), se había hecho un gran renombre entre los deportistas y varios clubes de futbol y baloncesto. Valentina Carvajal era conocida como "la gurú" de los psicólogos entre los deportistas del momento. Aquellos que presentaban de repente un bajón en su rendimiento, o que simplemente habían perdido toda motivación, y cuyos problemas no tenían que ver con la parte física sino mental, siempre acababan buscando su ayuda.
Valentina había viajado mucho, había estudiado un poco más y había acumulado una experiencia que con tan solo treinta y cinco años, era impresionante. Y ahora ella junto a un par de colegas, incluyendo su profesor favorito en la universidad de Harvard, Beltran Camacho, dirigían un centro de investigación sobre psicología deportiva y salud, y todo iba viento en popa. Recordaba la ilusión que le había hecho embarcarse en ese proyecto, y que ahora todo estuviese yendo de maravilla no hacía más que ponerla de un humor increíble y hacer que se sintiese sumamente agradecida.
Encendió el auto pensando en que estarían haciendo en ese momento su mujer y su hija. Sonrió recordando cómo habían cambiado sus vidas desde que Luna había llegado seis años atrás. No iba a decir que su relación con Juliana había sido color de rosa luego de lo ocurrido en Hungría y de que decidieran que eso era lo que querían, pasar el resto de sus vidas la una al lado de la otra. Pero habían pasado ocho años desde que se habían casado y exactamente quince desde que estaban juntas, y aunque habían discutido infinidades de veces por cosas importantes y otras no tan importantes, seguían juntas, seguían amándose y seguían luchando contra todos y contra todo.
A veces, cuando Sara y ella se quedaban en el jardín tomándose una copa de vino hasta altas horas de la noche, cuando venía de visita a San Diego ya que su mejor amiga vivía junto a Eva en Nueva York, la latina solía preguntarle si no se arrepentía de haber conocido más gente y de haber experimentado más cosas. A fin de cuentas Juliana había sido la primera en su vida tanto romántica como sexualmente hablando, pero en ella no había ni una gota de arrepentimiento. Si tenía que ser sincera, si hubo una etapa en la que se preguntaba si quizás debió experimentar más, pero cuando su esposa la rodeaba con sus brazos y su cuerpo, su olor y su calor la envolvía, Valentina estaba segura de que no había otro lugar en el que deseara estar.
Quince años podían decirse fácil, pero no lo eran. Y ambas habían cambiado a lo largo de ese viaje, pero de lo que estaba segura era que esos quince años se convertirían en treinta y luego en cincuenta. Porque Juliana Valdés era la mujer de su vida.
Estacionó el auto en la entrada y puso una mueca cuando vio la bicicleta de su hija tirada en el jardín. Probablemente ella y Juliana habían estado jugando y su esposa era como una niña en ese aspecto, y se olvidaba de ordenar o de decirle a su hija que debía recoger sus cosas. Cogió la bici rosada colocándola contra la puerta del garaje y se encaminó hacia la puerta de entrada. Nada más entrar el olor a galletitas inundó sus fosas nasales y la hizo sonreír. Desde allí escuchaba las risas de Luna y Juliana, quien parecía estarle haciendo cosquillas, porque la niña reía con muchas ganas.
–¡Mami!–Exclamó desde la cocina que se comunicaba por un espacio con el salón, cuando vio a Valentina entrar y dejar sus cosas sobre el sofá. La pequeña rubia corrió con los brazos abiertos y se abrazó al cuello de Valentina. Haberla tenido en su vientre durante nueve meses había sido fantástico, pero tenerla entre sus brazos, había sido de los mejores momentos de toda su vida.
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In Too Deep (Juliantina)
FanfictionValentina Carvajal pensó que a su corta edad, el mayor de sus problemas (además de la nefasta relación que tiene con su hermana mayor, Eva) era estudiar en una universidad tan exigente como Harvard. Sin embargo, cuando regreso a San Diego para pasar...