Sara se sobresaltó cuando alguien besó su cuello. Se giró y vio a Eva sonriéndole de esa forma que le desarmaba las piernas. Se acercó enseguida besándola y la rubia la cogió por la cintura, acercándola a su cuerpo. Eva había rechazado el intento de escape al que habían intentado arrastrarla sus compañeros días atrás, pero esta vez no había tenido reparo en decirle a Sara que la esperara cerca de la zona de la playa, porque no podía permitir que se fuese y no tener una despedida acorde.–He traído...–Comenzó a decir Sara mostrando unas bolsas–Comida china y jugo de manzana.
–¿Jugo de manzana?
–Sabes que para ti nada de alcohol...–Eva sonrió besándola en la mejilla.
–La única droga que quiero ahora mismo eres tú–Le susurró.
–Muy pronto para hacer ese chiste, Carvajal–Ambas rieron y Eva la miró.
–¿Hace mucho que esperas?–Eva había tenido que esperar que todos se fuesen a dormir. Y probablemente eran pasadas las once.
–Nah–Se miraron con intensidad–Además ha valido la pena–Acarició su mejilla–Estás... ¿Cómo eres tan hermosa?
–¿Yo?–Rio–¿Te has visto con todo este sabor tan rico?–La cogió de la cintura y la besó mordiendo su labio inferior–Tengo demasiadas ganas de ti, Sari...–Murmuró y ambas gimieron.
–Sabes que estamos en medio de la calle ¿verdad?
–Me da igual...–Miró alrededor, al estar casi a la orilla de la playa no había mucha gente por allí. El sonido de las olas la embriagó, y ver como el cabello de Sara se movía agitado por el viento hizo que de pronto se sintiera feliz–Siempre tengo ganas de ti–Acarició su mejilla–Creo que lo peor de estar aquí encerrada es no poder hacer esto–Se acercó besando fugazmente sus labios–O esto–Besó su mentón–Y esto...–Sus labios besaron su ello y Sara suspiró.
–Un mes más, Eva, solo un mes más.
–Un mes en el que no podré verte, ni hablarte–Apretó la mandíbula.
–Nos la arreglaremos–La cogió de la mano y la arrastró hasta la orilla de la playa.
Las dos se quitaron los zapatos sintiendo la arena bajo sus pies, sonriéndose, comiéndose con la mirada.
Se sentaron rápidamente entre risas y devoraron la comida y el jugo de manzana. La luna estaba en todo su esplendor sobre ellas y por primera vez en muchísimo tiempo se sintió simplemente feliz. Sin dolor, sin angustia, sin pensar en lo sinsentido que era su vida y en los demonios que la consumían. No era tonta y sabía que la lucha en contra de esos demonios aún estaba en pie y ella no iba a rendirse, ellos seguían allí, pero sentía que con Sara a su lado todo era más fácil.
Sara se dio cuenta de que Eva la miraba fijamente y sonrió dándole un sorbo a su jugo con una pajita como una niña pequeña.
–Te quiero–Dijo Eva sin más y Sara se quedó paralizada con la pajita en la boca casi sin pestañear.
–Tienes que dejar de sorprenderme de esta forma, Carvajal. O voy a sufrir un infarto un día de estos...–Comentó de repente haciendo que Eva riera. Sara dejó el jugo a un lado y se acercó a la rubia, empujándola hasta que su espalda acabó sobre la arena.
Eva jadeó cuando Sara se colocó a horcajadas sobre ella, sus muslos apretando sus caderas. La luna hacía que los reflejos en su pelo y en la mitad de su cara, hiciese que todo eso pareciese un sueño.
–Yo también te quiero–Murmuró acariciando sus brazos–Y te quiero con todas tus virtudes y con todos tus defectos. Si alguien me hubiese dicho que este verano conocería a la chica que pondría mi mundo de cabeza... bueno, probablemente me lo hubiese creído porque soy de dejarme llevar mucho, pero...–Sonrió a medias–Contigo todo es diferente porque siento que me haces mejor.
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In Too Deep (Juliantina)
أدب الهواةValentina Carvajal pensó que a su corta edad, el mayor de sus problemas (además de la nefasta relación que tiene con su hermana mayor, Eva) era estudiar en una universidad tan exigente como Harvard. Sin embargo, cuando regreso a San Diego para pasar...