*Revelaciones.

803 123 22
                                    

Desperté alarmada.

Era una situación un tanto extraña, no tenía ni más remota idea donde me encontraba.

—Por fin despiertas, comenzaban a dolerme mis piernas.—mencionó un chico a un lado mío.

—¿Disculpa ?—susurre, pero en seguida me levante al notar que estaba acostada en dos sillas y recargando mi cabeza en sus piernas justo como el se quejaba.

—Disculpa aceptada.—pronunció sarcásticamente.

—¿Donde estamos?

—En la estación de policía, yo solo vine como...en fin, solo estoy aquí por algo sin importancia,pero tú...mm creo que ellos te trajeron en este estado y solo te recostaron ahí.—mencionó.

Vaya, que amables, todavía que me duermen me arrumban en las sillas.

¿Hace cuanto que dormí?

—No lo se, yo llegue luego, incluso me senté una silla después de ti. Pero en un momento juraría que creí que despertaste, aunque al parecer no era así ya que recorriste lugar y volviste a acomodarte, pero esta vez sobre mi.—explica mirándome.—Invadiendo mi espacio personal.

—Pe-perdón.—dije apenada.

Observé sus facciones, se me hacía alguien que ya conocía.

—Oye...de casualidad ¿Te conoz...—iba a preguntar pero escuché la voz del mismo oficial que me durmió.

Joder, quizás debería irme ahora.

Ni si quiera me despedí pues tomaría más tiempo, me levante y corrí saliendo a toda prisa de allí.

Gire un poco hacia atrás con la curiosidad sobre aquel chico, pero bueno, no era el momento para quedarnos a charlar.

Bueno, ahora ya estaba afuera, pero...¿a dónde debería ir? Mejor dicho, ¿en qué lugar estaba?

—¡Hey tu!—me gritó el policía.

Okey, corramos a donde sea.

Salí disparada corriendo hacia el otro extremo de la calle, me percaté de que los policías montaron sus autos en mi búsqueda. Me escondí detrás de un gran basurero, y ellos pasaron de largo sin verme.

—Uff, pensé que no los libraría.—murmuré pero en cuanto salí de mi escondite choqué con el pecho de alguien.

!Mierda!!

Espera....¿que?

¿Tú otra vez?—cuestione observando al chico de hace un rato.—¿Cómo llegaste aquí tan rápido?

—¿Rápido? Hace 30 minutos que escapaste, además mi auto está estacionado aquí.—comenta apuntando un auto a un costado.

El me ignoró y estuvo por subir a su auto pero se lo impedí tomándolo de su mano.

—Espera, ¿me llevarías a un lugar?

—¿Llevarte?—pregunto dudoso.

—Está cerca de aquí...o eso creo.

—No.—finalizó con la intención de irse.

—¡Porfavor!

—No

—¡Súbeme!

—Ashhh, ¡tampoco hagas eso!—expresó refiriéndose ya que estaba haciendo un berrinche y jalándolo del suéter.—¡Bien! ¡Bien! ¡Súbete ya!

No sabía lo que pasaría pero debía volver a casa, y de eso a pedirle ayuda a otro más raro, o peor aún que los policías me alcanzaran pues había una gran diferencia.

En el mundo de SonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora