20.

658 52 5
                                    

Aqui si esta el nuevo capitulo! No se que paso con el otro, Watt me esta andando mal. 

***

Con rapidez Kaghome abrió la puerta de su habitación y, cuando estaba por cerrarla, una mano le impidió hacerlo. Inuyasha entro con lentitud, como un lobo acechando a su presa. Ella jadeo al verlo. No podia ser cierto. La tensión sexual que había entre ellos se podia palpar.

-Inu... - Gimio con suavidad y fue suficiente para que el aludido la agarre contra su cuerpo. La beso con hambre, como esa vez en su cocina y la empotro contra la puerta con algo de rudeza. La necesidad que sentía en sus venas lo quemaba.

Sus manos comenzaron a correr por su cuerpo, sintiendo cada curva, cada jadeo, cada costura de ese vestido que estaba pegadísimo a su ser. Su miembro apretaba en sus pantalones y tenia una innsana necesidad de descargarse con el cuerpo de esa niña.

-Eres deliciosa – Mumuro contra su cuello, mientras lo mordia levemente, no queria dejar ni una marca en su piel si no, sus padres lo matarían. Con sus manos comenzó a buscar el broche de ese vestido, pero se le hacia casi imposible - ¿Cómo demonios desabrocho esto? – Gruño, haciendo reir a la azabache.

- Asi – Con delicadeza bajo el cierre que mantenía la falda en su lugar. La dejo caer en el suelo, logrando que Inuyasha jadeara. Era tan perfecta que afectaba cada uno de sus sentidos. Sin decir palabra alguna la tomo en sus brazos, logrando que ella enredara sus piernas en su cintura y camino hacia el sillón, sentadose para que ella quede sobre él.

Los besos volvieron al ataque, mientras las manos inquietas del peliplata paseaban por sus torneadas piernas. Kaghome mantenía su cabeza quieta para poder devorarle mejor la boca, mientras su centro hacia presión contra el sexo de su hermano.

-Sabes que no podremos hacer mucho ahora, ¿No? – Intento razonar Inuyasha mientras lamia el cuello de esa pequeña. Su instinto lo intentaba controlar, pero tenia que ser fuerte. No deseaba solo follarla rápidamente. Deseaba tratarla con suavidad, demostrarle su amor. Que se sintiera comoda y feliz.

- Lo se – Jadeo la azabache, comenzando a dar pequeños brincos sobre su paquete – Solo... Podemos hacernos sentir bien.

- Claro, pequeña – Tomo su trasero, logrando que el cuerpo de ella quedara recostado sobre el espaldar del sillón, dejando su trasero cerca de su rostro – Comenzare ahora – Sin espera alguna, movio su body de encaje hacia un lado, comenzando a acariciar esos labios que estaba sumamente mojados. Ambos gimieron por lo bajo ante ese toque. Sus dedos, intrépidos, comenzaron a masajear su botoncito de nervios logrando que la voz de la azabache aumentase poco a poco.

Por fin, luego de tanto tiempo, podían comenzar a cumplir sus fantasias.

-Mas – Rogo Kaghome, prendiéndose con fuerzas del espaldar del sillón mientras arqueaba mas su espalda. Inuyasha sonrio y mordio su muslo. Con suavidad adentro un dedo dentro de ella escuchando un gemido de satisfacción.

- Como me apretas – Gruño el peliplata, mientras continuaba con su tarea e introducia otro dedo. Las paredes internas de su pequeña le oprimieron con mas fuerza. Sentia como sus pantalones apretaban y juraba que en cualquier momento explotarían. Los lloriqueos de Kaghome junto con el aroma que largaba lograban que sus sentidos se perdieran.

- Por favor... Mas – Rogo jadeante e Inuyasha acato su pedido como si fuera una orden. Saco sus dedos de ella, escuchando un quejido de su parte – No – Se quejo, mirándolo. Él sonrio y beso su cadera para luego acostarla sobre el sillón con delicadeza.

- Esperame aquí dos segundos – Corrio hacia el baño y tomo una toalla. De camino hacia donde su hermanita esperaba la encontró mirándolo fijamente con su respiración agitada y sus piernas abiertas, dejando ver toda su feminidad aun humeda. Con una sonrisa arrogante se quito su saco y se desabrocho el pantalón. Se acerco a ella y la tapo con la tela que tenia cruzada sobre su hombro. Kaghome no comprendia que queria hacer, pero confiaba en él – Esto será todo lo que haremos por ahora, pero nos ayudara a quitarnos la calentura – Se tiro sobre ella besando sus labios con hambre, mientras sus manos tomaban sus piernas y las subia a su cadera.

La capacidad de la fortaleza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora