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El día de su cumple había llegado.

Como siempre, habían estado organizando todo minuciosamente con su amiga Sango. Desde los bocadillos que se servirían, hasta las bebidas, el pastel y la decoración.

El tema del cumpleaños "Brillo", así que había brillo por todos lados y estaba expresamente dicho en las invitaciones que era primordial acudir con un objeto con brillos, ya sea prendedor, collar, zapatos, coleta, etc.

Luego de cerciorarse que todo estuviera en perfecto estado, ambas entraron a ducharse allí en la casa de los Taisho. Kaghome en su habitación y Sango en una de huéspedes.

Kaghome comenzó a quitarse la ropa, quedando solo en bragas cuando vio como la puerta de su baño se abria, dejando entrar a Inuyasha que la miro como si fuera el ser mas comestible del planeta.

-Inu – Murmuro sin quitarle la vista de encima - ¿Qué... Que haces?

- Nada – Se aferro a su cintura, apretándola contra su pecho desnudo y ambos gimieron. Las grandes manos del peliplata comenzaron a pasearse por sus curvas, mientras apretaban su trasero sin recato alguno. Ella comenzó a gemir con mas fuerzas, restregando toda su piel con necesidad contra él. El calor comenzaba a encenderse dentro suyo y deseaba apagarlo – Pon tus manos sobre el lavado – Murmuro contra su oído y ella obedecio. Sabiendo lo que tenia en mente, estiro mas su trasero, dejándole bien parado para que Inuyasha se deleite – Por el Angel. Eres tan perfecta – Murmuro, pasando sus manos sobre su trasero y nalgandola levemente.

Sus miradas se encontraron por el espejo e Inuyasha sonrio con soberbia. Sin dejar de mirarla, fue bajando sus bragas por sus largas piernas, mientras besaba su espalda. Los gemidos de la azabache fueron en aumento. Su piel ardía, al igual que sus entrañas, lo necesitaba en ese mismo momento.

-Por favor – Suplico Kaghome e Inuyasha asintió con su cabeza. Metio la mano en su bolsillo y saco un condon. No abria nada de previas, pero tenia una necesidad insana de estar dentro de ella con urgencia...

- ¡Kaghome! – Ambos miraron con horror hacia la puerta al escuchar la voz de Sango - ¿Ya te duchaste? Rapido que tenemos que prepararnos.

- Maldicion – Murmuro la azabache – En cinco minutos salgo.

- Maldición, me olvide el celular en la otra habitación. Cuando vuelva te quiero lista, ¿Me oíste?

- Si, panda – Aseguro y solo se movieron cuando escucharon la puerta del cuarto abriéndose – Tienes que irte – La azabache se giro, notando como el peliplata tenia su mirada encendida por la lujuria y que ella estuviera desnuda frente suyo no ayudaba en nada. Se acerco a ella tomando su nuca y la acerco a su boca para besarla con un hambre voraz. Tenia que irse, pero no podía dejarla allí, tan apetecible como estaba – Inu, por favor – Pidio la azabache, alejándose un poco de él.

- Tienes razón – Tomo una toalla que allí había y envolvió su pequeño cuerpo desnudo – Nos veremos mas tarde, pequeña – Beso sus labios una ultima vez y comenzó a caminar hacia la salida.

- Si – Murmuro con sus mejillas coloradas, aun desacostumbrada a esas muestras de cariño.

Una vez que el peliplata cerra la puerta del baño, se apoyo contra esta para tranquilizarse. Comenzo a caminar hacia la salida pero antes de poder llegar, Sango entro, encontrándoselo cara a cara.

-¿Qué haces aquí?

- Yo... Vine a preguntarle a Kaghome si necesitaba algo mas antes de que yo me entre a duchar – La pelinegra lo miro sin creerle nada. Y sin dejar de mirarlo, se corrió hacia un lado para darle paso - ¿Tu necesitas algo?

La capacidad de la fortaleza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora