Capítulo XXXIII

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Todos los muertos están solos. Todos.

Ezequiel en el cajón parecía más solo todavía.

Tenía la soledad de los muertos, de todos los muertos, pero también, la soledad de la muerte joven. La soledad de una muerte
negada por su familia.

Alguien dijo una vez, no sé quién, que el SIDA es como la guerra, son los padres los que despiden a sus hijos.

Ezequiel no tuvo esa suerte. La abuela yo solamente lo acompañamos hasta el final.

Cuando Ezequiel murió, papá estaba de viaje de negocios.

Los ojos del perro siberianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora