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Sábado

ZENdaya

Camino a la entrada del Zoo. Me burlo internamente, ¿con qué me decepcionará hoy mi joven aprendiz? Me conformo con el hecho de que al menos veré animalitos. Esto no es un zoo precisamente, tita María me trajo alguna vez con Tina, recuerdo como me arrastraba a ver sus pingüinos. Suelto un par de carcajadas.

-Loca- escucho una desagradable voz.

-Déjame- respondo a Daniela.

-¿De qué te ríes?

-De tu cara- la pico.

-Umm- camina a la entrada.

-Es broma no llores, recordaba cuando vine con Tina.

-Ah- escucho- dos por favor.

-No tenías por qué pagarla- por algo asalté a mi mamá.

-Te estoy invitando- dice simplemente. Entramos- ¿Qué te gustaría ver más?

-¡Ooooh! Osos, leones, pingüinos, serpientes- comienzo- monos, jirafas ¡elefantes!- me emociono. Los labios de Daniela se curvan hacia arriba- ¡¿Qué?!

-Nada. Al final te gustan todos.

-¡Son bonitos!- respondo. Para mi suerte, los osos fueron los primeros, ¡Es que son tan bonitos! Es una pena que los hayan maltratado, si fuera por mi tendría el patio lleno de ellos. Aunque probablemente mamá Mimi me mataría. Me contento con sacarles fotos.

-Mira- río- Los pingüinos de tita María- Veo a unos 14 pingüinos, muero de amor cuando uno empolla un huevo- Aaaaaww- me brillan los ojos- ¡Vamos a ver el elefante Daniela!

-Tranquila, no se va a mover de ahí- bromea.

-Ojala te peque un trompazo- comento- No pierdo la esperanza.

-No seas tan tonta- se ríe. Al final me da el gusto.

....

-Vamos a comer- ruego muerta de hambre cuando pasa el tiempo- Estoy usando mis últimas fuentes de energía.

-Que exagerada- rodea los ojos y vamos a un burguer.

Media hora después

-¿Te vas a comer todo eso?- pregunta mirando mis dos hamburguesas, dos patatas fritas, aros de cebolla y un helado.

-Seh- respondo dándole un monumental bocado a una hamburguesa- ¡Y no te daré nada!- le advierto después de tragar.

-Como si quisiera- comenta masticando la suya, aunque compro mucho menos.

-Se supone que deberías comer más- digo dudosa.

-Sí- en eso sonríe, no sé por qué, pero nunca había notado los muchos detalles que comparte con tito Ricky- supongo que lo tuyo es porque eres inquieta y de metabolismo acelerado.

-Sí puede ser- sonrío después de soltar mi bombilla- te pareces a tito Ricky, Daniela.

-Es lógico- hace una mueca- ¿En que me parezco?

-Tu cara, la forma- la miro- los ojos y largas pestañas- la miro más- los labios y la nariz- ¡Hasta tienes el mismo mentón!

Sonríe y se reclina relajada en el asiento.

-Pero eres menos explosiva que él, aburrida, y tu pelo y contextura es distinto- le tomo el pelo con lo de aburrida.

-Deja de decir que soy aburrida- come un par de patatas.

Ella mi Enemiga de pequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora