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Martes

-Sofía...- le hablo mientras está con su grupo de amigas- necesito hablar contigo- susurro.

Me mira de reojo, no pongo ninguna expresión. Por dentro estoy algo complicada, pero si muestro la tristeza que tengo se dará cuenta y me evitará.

Si en algo nos parecemos es que evitamos mucho las situaciones que no nos gustan.

-¿Y bien?- me pregunta fuera de la universidad.

-¿No podría ser en un sitio más íntimo?- no quiero montar más escándalos aquí.

-Vamos a mi casa.

25 minutos después

Me agarra del cuello de la ropa, no digo nada, me limito a mirarla dolida, quizás me merezca lo que está pensado... por más que la violencia no sea la solución entiendo cómo debe de sentirse. Para mi desgracia, me suelta y me mira llorosa.

-¿Cómo pudiste?

-Lo siento- hay un silencio, solo escucho un hipito- no estaba pensando y tampoco la detuve- últimamente lo único que hago es mirar hacia el suelo.

-Esa...- empieza a decir enfadada.

-No es culpa suya- la corto- no es ella la que tenía que serte fiel a ti.

-Ela...- continúa. Antes de que me arrepienta de todo le contesto.

-No quiero hacerte daño... no debimos de haber vuelto- susurro- no puedo ofrecerte nada, así como estoy.

-Yo no debí haber terminado contigo- cierra los ojos llevándose la mano a la boca.

-Tranquila, tenías tus razones- las cosas pasan por algo- la calmo. Reconozco que me dolió mucho que lo hiciera, pero aun así no quiero hacerle daño diciéndole algo feo.

-Así que... ¿te irás con ella?

-Ni siquiera sé que quiere ella- Reconozco. Se supone que no sabe que pensar de mí.

Niega con la cabeza.

-Te vas arrepentir- susurra.

-Quizás o quizás no, pero aun así creo que terminar es lo mejor.

-Entonces...

-Sí... terminamos- las palabras duelen.

Escucho su llanto, me gustaría abrazarla, pero supongo que lo mejor es que la deje sola. Además en cualquier momento lloraré yo. No es fácil... nos quisimos mucho.

Paso la semana de luto, supongo que lo hago por respeto a lo que tuvimos. Además, no estoy de humor... no me está yendo muy bien en clase y no tengo ganas de nada. El grupo que se juntaba con nosotras al parecer decidió quien era la víctima y me consta que no tengo una cara que invoque piedad.

Por suerte tengo a Tina, ella me entiende, y es la única que me dice que he hecho bien. No es que necesite un gran reconocimiento, pero una palabra de apoyo sienta bien. Se que era lo correcto.

Tina me abraza, nos separamos y por delante de nosotras pasa Zen con un par de amigas, a pesar de estar serena no es el terremoto que solía ser.

-Tina...

-¿Sí?

-¿Por qué no me contaste que dejó de ver a ese capullo?

-Para que tú seas la que lo preguntes, Zen no es mala Ela- me pincha con el dedo- lo mandó a la mierda en mi cara.

-Puta- gruño.

-Es una buena chica, abre los ojos o te la quito.

-Si, claro.

Ella mi Enemiga de pequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora