BOSS - Kookmin +18

04

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Seúl,27 de noviembre del 20XX
Oficina del señor Jeon
21:36hrs
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Ok.

Esto era muy MUY incómodo.

Me encontraba en la oficina del señor Jeon, ya que me mandó a llamar para que le ayudara con unas cuentas y yo como buen empleado en menos de 20 segundos ya estaba tocando su puerta para entrar. Me tocaba hoy trabajar hasta tarde.

Ahora no sabía en donde esconder el rostro para que no mirara mi sonrojo, porque aparte de que estaba extremadamente apenado por lo de ayer ¡No dejaba de mirarme con su maldita hermosa sonrisa!

-C-creo que ya está todo en orden jefe-hablé mientras tecleaba unos últimos números en su computador.

Él solo seguía mirándome con su brillante sonrisa.

Idiota. Digo, no es idiota pero si su sonrisa, osea no tampoco pero ¡Argh!

-Listo. Ya me retiro-Me erguí y me disponía a volver a mi hogar.

Pero de un momento a otro ya estaba en el regazo de mi jefe...

Maldición....Creo que ya estoy muerto...

-¿Se te olvidó como despedirte de tu jefe, JiMin?-sujeto firmemente mis caderas haciendo que soltara un pequeño gemido de asombro.

Dios, Jeon.

-P-pero señor e-estamos en e-el trabajo-titubeé un poco y apoye mis manos en sus hombros para evitar caerme.

-¿Desobedecerás a tu jefe?-enarcó una ceja y llevó una mano a mi trasero apretándolo fuerte.

-¡Ah!-di un gritillo por la impresión.

Sentí el calor aumentarse en mis mejillas y mi pantalón apretarse un poco, pero lo que me dejó casi en shook fue el grande ( porque si, era grande) bulto en donde yo estaba sentado.

Santo cielo, JungKook tenía una erección.

-Oh...parece que ya sentiste lo que estas presionando con tu lindo culo-acercó su boca a mi cuello y comenzó a lamerlo.

Eché mi cabeza atrás por lo rico que se sentía su lengua en mi cuello soltando un gemido ahogado y rodeando su cuello con mis brazos.

Sentí ambas manos sostener mi trasero y masajearlo.

-Jeon~-gemí bajo al sentir los dientes delanteros de mi jefe morder una porción de piel de mi clavícula. Estaba tan perdido en él y como me hacía sentir que no percaté cuando desabotono los primeros tres botones de mi camisa.

-Vamos a mi departamento, señor Park-susurró sensualmente en mi oído y en menos de una centésima de segundo ya había asentido con la cabeza.

Con desespero me levantó de su regazo para luego él repetir la misma acción, tomó su maletín, llaves y teléfono y salió de su oficina tomándome la mano arrastrándome hacía el ascensor de uso del empleado.

-El otro está en remodelación-explicó al sentir mi pregunta venir.

Ok, tengo 30 pisos para repasar todo...Al demonio el repaso.

Luego de llegar a planta, actuamos "natural" frente a los guardias de seguridad y vigilantes del edificio, cuando nos adentramos a su BMW M8 vino tinto de vidrios ahumados todo pasó de "natural" a "ardiente".