Los Ackerman se caracterizaban por su linaje y por su perfección en todo lo que hiciesen, era de esperar que Kuchel un día heredara todo y junto con Kenny en la administración convirtieran un simple campo despoblado en un increíble valle frutícola que además servía para la producción de su propio vino, el cual generó empleos a los habitantes del pueblo cercano y pronto logró posicionarse en el mercado local como una poderosa marca con la ambición de posicionarse en el mercado europeo y asiático, lo cual solo fue cuestión de tiempo para llegar a su cometido.
Pasaron los años y Kuchel decidió que era momento de concebir un heredero. Kenny por otra parte estaba de acuerdo en cada decisión de su hermana, lo cual le hacía acreedor de la completa confianza de Kuchel. Ella siendo una mujer hermosa, pero demasiado ocupada en los negocios no compatibilizaba su arduo trabajo con el romance. Sin embargo, en uno de sus tantos viajes de negocios simplemente ocurrió con un completo desconocido y al regresar al país, la ilusión de tener en su vientre a su pequeño heredero la hizo enormemente feliz aunque en el fondo supo que era egoísta de su parte negarle su padre a su hijo cuanto este se lo preguntase.
Afortunadamente nueve meses después llegó un bello bebé al mundo, al que ella llamó Levi porque de alguna manera ese hijo llegaba para unir a los suyos y emprender desafíos en esta vida. Levi era todo lo que ella deseaba y solo esperaba grandezas para él. Sin embargo no siempre todo resultaba como ella esperaría, Levi pasó los primeros años de su vida con varios especialistas siendo un enfermizo niño y sus primeros recuerdos de niñez eran los pasillos de hospital junto a su madre. Para alivio de Kuchel, como de Kenny, quiénes pasaban las noches en vela al cuidado de Levi, el pequeño heredero dejó de frecuentar la sala de urgencias y para ese entonces ya bordeaba los nueve años, sin embargo eso había formado un carácter temeroso en aquel niño que no sabía relacionarse con otros niños de su edad, eso hasta que un día desde su ventana vio a una niña de los cabellos castaños pasar junto a su bicicleta siempre a la misma hora. Al inicio le resultaba extraño aquel patrón repetitivo, con el tiempo supo que la coincidencia en la puntualidad era por el tiempo de descanso de los trabajadores de los viñedos. Un día Levi creyó ver sus miradas cruzarse haciendo que enrojeciera completamente, pero era completamente imposible dada a la distancia que los alejaba. Era poco probable que ella le hubiera visto.
Ese primer verano, absolutamente fue el mejor de su vida. Con Hanji había diversión y risas aseguradas. Desde picar la nariz del borracho Hannes con una varilla de sauco y luego huir despavoridos, hasta rodar por las colinas luego de tropezar con alguna piedra haciendo que Levi perdiera el equilibrio mientras Hanji corría detrás de él para detenerlo. Pasar las noches viendo las estrellas con el viejo telescopio de Hanji o cazar mariposas en medio del prado pese a la repulsión de Levi hacia los insectos.
En algún momento, sin poderlo evitar ni anticipar, su amistad creció junto con ellos. Hanji siempre le había parecido bonita a Levi, pero al igual que aquellas mariposas que ella solía coleccionar, un día despertó y se encontró con una Hanji completamente distinta a lo que recordaba lo cual le conmocionó enormemente. ¿Ella era real?
Levi durante la mañana recibía lecciones de profesores privados en casa a petición de Kuchel para mantener a su adorado hijo lo más cerca posible pese a su ocupada agenda, aún faltaba un poco para la universidad y ahí ella no podría entrometerse en las decisiones de su hijo. Por otra parte, Hanji asistía regularmente a la escuela pública del pueblo y durante las tardes Levi disponía de tiempo libre el cual dedicaba exclusivamente para Hanji.
Hannes sonrió para sí mismo aquella tarde, parecía ayer cuando una niña con energía brotando por los poros aparecía pedaleando en su bici mientras un niño de apariencia enfermiza se sostenía con temor a caer junto con ella. Ahora era diferente, era Hanji quien se sostenía a la cintura de Levi mientras él pedaleaba por todo el pueblo saludando a todo quien se cruzara en su camino.
—Hola señora Arlert —saludó Levi.
—Hola Levi y Hanji, mañana hornearé galletas, vengan a tomar el té conmigo y Armin.
—Gracias señora Arlert —respondió Hanji siempre risueña.
Era de esperar que el tiempo transcurriera y todo el mundo supiera quien era en realidad Levi Ackerman, pese a su juventud podía notar como algunos le trataban con distinción, casi como si fuera un dios. Él realmente detestaba eso, no quería ser conocido por ser hijo de Kuchel y el posible heredero de los viñedos, solo quería ser una persona normal y la única persona que a su parecer actuaba con completa sinceridad era su Hanji, porque sí, para Levi ella era su todo pese a que aún no reunía el valor de decirle todo lo que ella le hacía sentir. A su lado todo el año era verano.
—¡Oi, enano! —gruñó Kenny con molestia ante el descarado engaño de su sobrino ahora adolescente. —Kuchel, no me importa que sea tu hijo pero apenas regrese le daré una paliza que hasta olvidará como sentarse, oh sí, ya verás mocoso...
—Calma Kenny, era solo una botella... puedo conseguirte otra si gustas —dijo Kuchel serenamente tranquilizando a su hermano mayor.
—El mocoso realmente creyó que no me daría cuenta, dejó una botella reserva 2015 y él se llevó la reserva 2010 que me obsequiaste en mi cumpleaños. Qué tragedia que parara en manos que no saben apreciar la belleza de un buen vino añejado... —Kenny dramatizó limpiándose lágrimas falsas.
—Esto me recuerda la vez en que robaste brandy al abuelo y lo bebiste con aquella chica rubia... ¿Cómo era su nombre?... ¿Traute?
Kenny enrojeció hasta las orejas, maldijo por lo bajo la buena memoria de su querida hermanita.
—Al menos Traute era una belleza de esas que ya no hay por cierto, en cambio Levi y esa niña rara de los anteojos...PUAJAJAJAJA...
—¡Kenny! —bufó Kuchel indignada.
Kuchel no era tonta y su instinto de madre de inmediato captó el interés de Levi hacia esa niña. La mujer suspiró, no podía negarlo pero le agradaba realmente esa chiquilla ruidosa, tanto que no podía esperar a que crecieran y ese par le dieran muchos nietos corriendo por sus viñedos. En otras circunstancias se hubiera molestado por el rebelde actuar de su hijo, pero no podía quejarse, estaba en buenas manos o eso esperaba ella.
Era demasiado tarde para lamentaciones y esa botella era realmente preciada para Kenny quien esperaba beberla en alguna importante ocasión. Ahora Hanji parecía curiosa ante el contenido carmesí de la botella. Una cosa era haber probado a hurtadillas un sorbo de vino de su padre y otra era tener una botella completa para ella. Levi sonrió y tomó asiento junto con ella a las orillas del rio.
El atardecer era una de las cosas favoritas de Levi, el cielo despejado siempre coloreado de profundos rojizos y violetas, con su abrumado corazón adolescente vibrando de absoluto enamoramiento por esa niña rara que tenía por mejor amiga. En ocasiones él se preguntaba a sí mismo sobre qué hubiera pasado si ella no hubiera aparecido en su vida.
Hanji tomó la botella y la destapó, un embriagante aroma llegó a su nariz y pese a no saber nada de vinos pudo degustar un tono adulzado y suave al paladar, bebió generosamente y sonrió con sus adorables mejillas sonrojadas. En aquel momento él quiso besarla, pero su timidez repentina le hizo acobardarse. De seguro Hanji tenía locos a todos en su escuela, pero lo que ellos no sabían es que ella algún día sería su mujer, tenía todo prácticamente planeado para que un día así sucediera, todo estaba fríamente calculado, excepto el día en que la olvidaría.
ESTÁS LEYENDO
Sabor Audaz [Levihan/Historia completa]
FanfictionElla, con taninos azucarados en sus salvajes labios. Él, con un breve matiz ácido en su mirada. Un vino perfecto al paladar, ideal para toda ocasión. La mezcla de ambos logra un perfecto equilibrio, con elegancia y aroma intenso. Cierta boda está...