Sabor Audaz [Levihan/Historia completa]

16- Cuatro días

Hanji suspiró agotada, llevaba un par de horas sentada en el mismo frío sitio con la mirada perdida en las irregulares fisuras de la pared frente a ella. De vez en cuando un sujeto le preguntaba si todo estaba bien y Hanji asintió con la cabeza sintiéndose demasiado cansada como para responder verbalmente.

A un costado de ella estaba una bandeja y sobre ella un trozo de pan y un vaso de agua, pero Hanji no tenía la más mínima intención de probar bocado.

Sin embargo, no se arrepentía de nada.

De haber sabido con anticipación que todo terminaría en un puto desastre, Hanji hubiera preferido quedarse en casa.

La manifestación que había comenzado alegre casi como un carnaval, terminó abruptamente en el momento en que un par de estúpidos a favor de Zeke comenzaron a hostigar y discutir con otros. Hanji quiso entrometerse, pero Erwin se lo prohibió casi adivinando lo que ocurriría a continuación.

El gran grupo de manifestantes se vio rodeado de pronto por policías blindados, todos ellos con el mismo objetivo en común. Dispersar a las personas que se habían reunido allí con la finalidad de dar a conocer su descontento civil en contra de la poca intervención del gobierno en algo tan actual como los temas medioambientales.

—Señores, temo informar que no pueden continuar. Están interrumpiendo el tráfico lo cual constituye un delito —informó un policía por megáfono.

Hanji no pareció inmutarse, ella continuaría de todos modos como tenía planeado. Dio un paso al frente en señal de rebeldía y de molestia, lo que solo provocó tensar aún más el ambiente.

Moblit no dudó ningún segundo y le siguió, él iba a seguirla a donde quiera que ella fuera. Por su parte, Erwin y Pixis seguían con sus semblantes serios y fríos, dando a entender que poco y nada temían por lo que pudiera pasar. De igual forma no sería ni la primera, ni la última vez que sus manifestaciones eran interrumpidas por la fuerza policial.

—Disponen de quince minutos para despejar el área en orden, a contar de ahora —señaló el mismo policía dirigiéndose hacia los presentes mediante su megáfono.

Lentamente el grupo de personas comenzó a disolverse, en su gran mayoría familias que llevaban niños. Sin embargo un considerable grupo se quedó, sin la más mínima intención de moverse.

Transcurridos los quince minutos, el ambiente continuó exactamente igual y entonces uno de los policías habló por su radio dando la orden de intervenir. El perímetro se llenó de agentes antidisturbios que parecían listos para desplegarse y controlar la situación mediante la fuerza.

Hanji retrocedió un poco asustada, ella solo era una persona común de un pueblo pequeño en el que nunca ocurría nada y ahora, frente a ella, a solo un par de metros de distancia había decenas de hombres blindados hasta los dientes listos para reprimirlos incluso utilizando la violencia y las armas en caso de ser necesario.