Petra esa mañana se despertó temprano y luego se dirigió como de costumbre a la biblioteca para devolver los libros que había tomado anteriormente algunos días atrás y a la vez porque quería saludar a Auruo, pero tan pronto como Petra dio un paso fuera de la casa de Hanji se sintió observada y esa sensación de inquietud e inseguridad le rondó a cada instante.
Pasaron algunos instantes para que pronto Petra se diera cuenta que dos sujetos vestidos de traje negro le seguían y ya ni siquiera disimulaban. De un momento a otro, Petra decidió correr esperando que la biblioteca estuviera atendiendo y que Auruo estuviera allí.
Sus piernas cortas se sentían fatigadas de tanto correr y sintió alivio cuando vio la puerta de la biblioteca abierta.
Quizás fue la expresión descompuesta de su rostro o su agitado respirar, pero Auruo presintió que algo no andaba bien y luego pudo descubrir el porqué.
—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarles? —preguntó Auruo amablemente.
Uno de los sujetos vestido de negro se acercó dubitativamente hasta el mostrador principal, en el que Auruo se apoyaba manteniéndose de pie y debajo del cual, Petra permanecía oculta, quien se cubrió la boca dado a que seguía respirando agitadamente.
—Vimos a una pelirroja entrar aquí hace instantes.
—¿Pelirroja? Creo que hay un error, a esta biblioteca casi nadie viene nunca —añadió Auruo de inmediato. —¿Buscan algún libro en especial?
—Escucha, imbécil —dijo uno de los hombres cogiendo a Auruo de la tela de su camisa perdiendo la paciencia por completo —No juegues con nosotros o te irá mal.
—Temo advertir que si no me suelta me veré obligado a presionar el botón de pánico y llegarán los policías. Este pueblo es pequeño y todos nos conocemos. Ellos tardarán un par de minutos en llegar aquí y evidentemente ustedes no son de este lugar, por lo que estarán en problemas.
Los forasteros se miraron el uno al otro y uno de ellos le hizo un gesto a su compañero para retirarse en silencio, pero no sin antes dedicarle una mirada suspicaz a Auruo.
El bibliotecario esperó hasta que salieran los hombres lentamente, para luego cerrar la biblioteca una vez que los perdió de vista.
Petra por su parte, era realmente pequeña y cabía perfectamente dentro del mostrador en el que Auruo guardaba cajas y otras cosas.
—¿Petra, quiénes son esos tipos? —preguntó Auruo alarmado ayudándola a ponerse de pie.
—No lo sé, los vi nada más al salir de casa y de pronto comenzaron a seguirme. Lo siento de verdad, no sabía a dónde ir y decidí venir aquí. ¡Gracias!
La pelirroja cerró sus ojos cuando su rostro chocó lentamente con un pecho y unos agradables brazos la rodearon, eso la hizo sentir más pequeña que nunca.
—Gracias a ti por confiar en mí —respondió finalmente Auruo esbozando una sonrisa.
De pronto Petra sintió como sus mejillas comenzaban a arder y de inmediato soltó a Auruo un tanto confundida.
Luego de eso, un silencio no tan incómodo se formó entre ellos.
Petra se caracterizaba por ser una chica un tanto inmadura e impredecible, que a su vez mantenía un estilo de vida sin preocupaciones que hacía que de vez en cuando ella decidiera tomar sus maletas y viajar de un lugar a otro sin un rumbo fijo.
Sin embargo, ella descubrió pronto que ese pueblo no tenía nada que ofrecerle y que de alguna inexplicable manera, Petra sentía que no quería marcharse pese a que nada productivo había logrado en aquel lugar.
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Sabor Audaz [Levihan/Historia completa]
FanfictionElla, con taninos azucarados en sus salvajes labios. Él, con un breve matiz ácido en su mirada. Un vino perfecto al paladar, ideal para toda ocasión. La mezcla de ambos logra un perfecto equilibrio, con elegancia y aroma intenso. Cierta boda está...