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Caminaba por las calles como cualquier humano, pero a diferencia de los demás su hambre no le permitía respirar con tranquilidad. Incluso los aromas ajenos de la carne caminante se le hacía una tentación casi irresistible. Pero le sería imprudente desatar el caos en plena calle, con tantos testigos.

No debía llamar la atención si estaba huyendo. Sus festines debían llevarse en mórbido silencio, entre las sombras que ahora eran su hogar.

Hacía ya mucho que sentía el hambre, incluso antes de escapar de su casa. Por lo que los recuerdos de las discusiones pasadas merodeaban por su cabeza. Como un cinta repetitiva que no le dejaba en paz. En ocasiones el envidiaba al ser que alguna vez fue, aquel que sus cuidadores amaron tanto, pero a la vez tan mal que lo habían condenado a ser esto.

El era sin duda alguna, los pedazos desechos de una persona que vivió. Sin embargo cuando fue traído de vuelta, solo volvió una sombra hambrienta que fue incomprendida. Pues, sus sentimientos no eran suyos y sus recuerdos se sentían como viejas memorias de alguna película que alguna vez vio. Todo lo que alguna vez fue, tomo un segundo plano en el. Ahora era un ser diferente y aun que su corazón latiera en su pecho y su pulso fluyera con normalidad, el ya no se sentía humano. Es decir, aun era capaz de temblar por el frió que llegaba a el, en este devastador invierno y apreciaba maravillado el calor que provocaban los rayos de sol al tocar su piel, pero al recordar las emociones de su otro yo, terminaba por sentirse en comparación, completamente vació.

El lo había intentado, como una ficha que no encajaba, colocado en un lugar que no era suyo, incomodo con el papel que había tomado, no queriendo decepcionar a su padre, al cual el sabia que debía amar, pero sus emociones estaban tan deformadas en su interior, que apenas podía proyectar en aquel hombre un sentimiento torpe de aprecio. No quería lastimarlo, en el fondo seguía siendo el. Seguía siendo aquel hijo que lo amo. Por eso mismo lo intento, desesperado por seguir siendo lo que fue, pero los años fueron pasando, el hambre se volvió peor, la sed lo consumía y sentía que cuando mas lo intentaba, menos lo lograba. sintiéndose cada día menos apreciado por lo que era, cosechando poco a poco un sentimiento de envidia por lo que fue.

Como si perdiera una y otra vez contra su pasado. Hubiera sido tan sencillo haberlo dejado muerto. Sin embargo ambos fueron egoístas y lo condenaron a sufrir esta existencia.

Finalmente el dejo de intentarlo, parte de la razón fue el hambre, pero también la marcada derrota, siendo testigo de la traición. Y es que, no se suponía que seria amado por siempre... Si duda alguna, comprendió que no importara cuanto lo intentara, el jamas volvería a ser el mismo. Y era por estas razones que ahora vagaba por las calles, buscando su alimento.

Si por el fuera Tony y Wade podrían pudrirse juntos, el no les debía nada, no pidió que lo trajeran devuelta y no iba a seguir viviendo complaciendolos con un falsa imagen que ya no le pertenecía. Desde su punto de vista, todos vivirían mejor si separaban sus caminos.

Merodeo a la derriba entre las calles concurridas, observando en silencio, pasando desapercibido, entonces algo maravilloso ocurrió, un hombre paso frente el, ignorando su presencia y perdiéndose al cruzar la puerta de un lugar concurrido. Peter no sabría bien que fue, tal vez su llamativo olor o su cansado perfil, pero algo dentro suyo latió rápidamente y supo ciertamente que el seria su próxima presa.

Admiro la fachada del lugar, deslumbrándose a causa del cartel luminoso y comprendiendo que era solo un bar de los tantos que había en Nueva York. No dudo mucho en adentrarse en el edificio, desplazándose entre la cantidad de personas que se hallaban allí. No pudo evitar fruncir su ceño, algo asqueado por la cantidad de aromas que se mezclaban, sin embargo y pese a esto, no perdió el rastro de su presa. Al cual encontró de espaldas sentando en un taburete, esperando en la barra junto a unas cuantas personas mas. Sus ojos no lo perdieron de vista, mientras tomaba asiento en un extremo mas alejado, entonces comenzó a vigilarlo silenciosamente.

El tiempo fue pasando al compás de los tragos que el hombre bebía, desde su posición Peter podía contemplarlo mas claramente, desde sus facciones cansadas y así mismas apuestas, hasta los mas pequeños detalles, desde su cabello castaño oscuro, corto y ligeramente ondulada, hasta sus perjudicados ojos azules, tenia una ligera barba, sus pómulos eran altos y su piel era clara, pero a la vez también estaba bronceado quedamente. Era un hombre apuesto sin duda, sin embargo lo mas llamativo de el era su aroma. Peter podía comparar ese olor a algo floral y cítrico, sin ser corrosivo para su nariz, un aroma refrescante, que no se perdía entre el mar de olores del lugar, ni siquiera el fuerte y crudo aroma del tequila podía tapar su perfumada presencia. Y ese mismo olor era el que lograba hacer que su corazón latiera frenéticamente, mientras salivaba hambriento por su carne, ¿Sabría tan bien como olía?. 

Eventualmente lo descubriria esa noche, cuando lo tuviera indefenso frente a el.

Bloody HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora