Wade dormía pacíficamente a su lado, sus ojos cerrados, su respiración continúa, perpetua.
Tony lo aprecio, se tomo unos segundos en dónde solo dejo que su mente se llenará de Wade.
Su cuello expuesto, de dónde sus chapas militares colgaben en una cadena de plata, regalo de Peter.
Wade dormía de costado, tapado con las sábanas de algodón, hasta el pecho.
Estaba desnudo, Tony también lo estaba y no pudo evitar pensar en la juventud de Wade a comparación de su propia edad, que se evidenciaba en el.
Tony sabía que si entre cerraba los ojos podía ver a Steve en Wade. Y ese pensamiento lo hizo desistir de tocarlo.
Por qué no era digno del hombre que se hallaba a su lado.
De pronto, la armonía de su cabeza se disipó y pudo ver la oscuridad en su propio interior, vertiendose a su exterior. La culpa lo inundó horriblemente.
Recordó que era el monstruo que veía en el espejo.
Incluso si tuviera que decirle a alguien por qué el se sentía tan miserable, tan mala persona, no podría elegir una sola razón.
Pues habían muchas.
Podría empezar con que fue un pésimo esposó y aún más, un pésimo padre.
Cuando Peter agonizaba, llegaron a el todas las veces que desperdicio el tenerlo. Su cabeza enumeró cada uno de los momentos en los que el priorizó el trabajo, antes que a su hijo.
Lloro desconsolado al lado de la camilla.
Wade estuvo ahí. Aquel hombre que Tony se sintió con el derecho de juzgar y menospreciar. Solo el estuvo.
Pues Tony se había adelantado, abandonando la misión y a Steve, junto con el aquipo, en el campo de batalla.
Wade consoló su llanto, abrazo su cuerpo y alentó a su alma a no rendirse. El fue un pilar en el momento más horrible de la vida de Tony.
Wade aguanto su propia desesperación y dolor, en silencio. Rezaron juntos, a Odín, para que Peter no se les sea arrebatado.
Sus plegarias fueron inútiles. Peter murió y Tony sintió que también lo hizo.
Steve intento con todas sus fuerzas ser su compañero en este duro momento para ellos, pues también era su hijo.
Pero, ¿a quien podían engañar?, no habían sido un equipo en muchos años, se amaban, pero sus diferencias eran un obstáculo que con los años fue imposible tolerar.
Todos los días Tony se había preguntado si el amor era suficiente. Nunca encontró una respuesta clara.
Siempre en la línea, dudando de cada pasó.
El se alejo más de Steve, como una sombra sin voz, sin vida. Y mientras el rubio planeaba un funeral, Tony merodeaba por los pasillos, hasta que pudiera llorar desconsoladamente en cualquier rincón que encontrase.
Entonces el lo escucho...
Loki estaba cautivó en las instalaciones en las que Peter murió.
Allí había agonizado y fallecido. Pronto sería allí también su funeral.
Su amado hijo, su razón de vida...
Su cuerpo estaba en la morgue del cuarto piso, Wade custodiaba su puerta como un dragón a su oro.
Loki estaba en el tercer piso, y escucho el llanto naciente de un corazón partido.
Su voz fue para Tony como el llamado de una sirena, melodiosa, comprensiva... Prometedora.
