5.

45 6 2
                                    

Un rayo de luz se adentro entré el hueco de las cortinas, cayendo sobre el rostro de Peter. Quien despertó a causa de está pequeña y molesta luz.

En un principio se sintió confundido, totalmente entumecido, lo cual lo asustó un poco. Hasta que se obligó a recordar que esta sensación era parte de despertar. Sensación que confundía con su experiencia al morir, donde también sintió el plácido entumecimiento muscular, antes de perder la vida.

Desde entonces despertar era como una especie de fobia en el. Una leve, que lograba hacer saltar su corazón.

Perezosamente permaneció en la cama, calmando sus latidos. A su lado sintió la presencia de su acompañante. Lo que lo hizo mirarlo entre pestañas. El rostro de Beck se contemplaba plácidamente dormido, sus pestañas apoyadas en sus pómulos. Peter comparó esta visión como la de un mortal en brazos de Morfeo. Como una vieja obra de arte, perdiéndose en un lienzo, similar a los antiguos retratos griegos.

Beck era hermoso, de una belleza mundana y natural.

Peter se incorporó en la cama, vio peligrosamente el pecho desnudo del hombre, bajando y subiendo en un compás monótono. Dejándo en evidencia cuan dormido se hallaba a su lado. ¿Permanecería así de calmado, sabiendo que dormía junto a un depredador?. La respuesta indudablemente sería no.

Seguro el miedo recorrería violento por sus venas, infectando cada poro de su ser. El temblaría ligeramente, al igual que aquella noche y su rostro sería una expresión deformada del terror. Gritaría hasta dañar sus cuerdas vocales, mientras los dientes filosos de Peter desgarran su fibrosa carné, abriendo su vientre para hacerse de un festín con sus intestinos.

Peter se sintió ceder ante estos deseos, lentamente mas cerca de el, sintiendo su calor al invadirlo. Completamente dispuesto a darle fin. Pero el gemido perezoso de Beck lo detuvo. Observó hambriento su despertar, mientras sus ojos se abrían lentamente, deslumbrando a Peter con el mar azul.

Beck lo miró fijamente unos segundos, Peter permaneció completamente quieto, como alguien que era encontrado en un mal acto. El chico esperaba su reacción. Y Beck le sonrió.

— Buenos días. ¿Cuando despertaste?. — susurro aún con su sonrisa.

Peter se apartó un poco. — hace unos minutos. — declaró bajó. Con un tono de voz similar a la de una persona malhumorada.

—¿Y todavía no te has largado?. — contempló maravillado. — generalmente la magia acaba a las mañanas. — Peter no respondió. —¿Esta es la parte en donde me dices que te debo dinero?. — pregunto lastimosamente.

— no vendo mis servicios. — contesto ofendido.

— eso es aún mejor. — se alegró, incorporándose. Repentinamente besó los labios de Peter, antes de apartarse. —¿Tienes hambre?. — cuestionó emocionado.

No tienes idea. Pensó Peter, cuya garganta se cerraba a causa del aroma proveniente de el, sería tan fácil matarlo. Sin embargo Beck se le hacía, cuanto menos, curioso.

Se limitó a encogerse de hombros y a seguirlo por el departamento como un niño. Beck hablaba y hablaba de excelente humor. Moviéndose por la reducida cocina, mientras batía unos huevos. En un momento tanta energía mareó a Peter, quién contempló en la mesada las tirás de tocino crudo.

Honestamente Peter odiaba la carne cruda procesada. La misma con la que Tony intentaba alimentarlo...

«El miró entonces el plato que estaba frente a el. La carne cruda del bistec, aun tenia sangre bañando aquel pedazo, sangre que se deslizaba perezosamente por el plato. Por muy apetitoso que esto se viera el comenzaba a sentirse insultado. La carne nunca era lo suficientemente fresca a su gusto.

Estaba molesto, desde hace ya mucho tiempo, por que los años que iba aguantando se estaban volviendo una tortura.

— ¿Que es esto? — pregunto duramente, cruzando sus brazos impaciente.

— es tu comida — suspiro su cansado padre.

Peter entonces tomó el plato entre sus manos. — no quiero esto. Ni esto, ni cerdo, ni pollo y mucho menos carne molida.

—¿Entonces que quieres? — pregunto su padre, mientras iba perdiendo la paciencia.

Peter lo pensó y la sola idea lo regocijo, mientras lamía sus labios hambriento.

— tal vez a William de contabilidad...

— no.

Peter frunció el ceño mas molestó.

—¡Tengo hambre!.

— pues cómete el bistec.

En respuesta Tony tuvo que atajar el plato que había sido lanzado a su dirección, destrozándose en el impacto que tuvo con la pared. Perplejo miró a su hijo, quien respiraba tan furioso como un toro. No había arrepentimiento en sus ojos.

— no quiero esta basura. Quiero carne fresca y tibia por la sangre que corre entre las venas. Quiero comer algo cuyo corazón aun lata. — confesó sus deseos con voz grave y molesta. Tony lo miró horrorizado.

Medito unos segundos buscando que su corazón desacelerara. Con temor de que Peter pudiese saber su miedo. Cansado y dolido intento acomodar el cabello ajeno. — hijo...

— no. — sentenció frustrado, deteniendo la mano con una fuerza bestial. —¡Tu no me amas! — grito alejándose enfurecido. — ¡Me estas matando!, ¡¡Quieres que muera!!. ¡Estoy hambriento!. — grito desgarrando su garganta y rompiendo su voz.

Tony retrocedía con cautela, sintiendo como el espacio entre ambos se acortaba de manera asfixiante y lenta.

— yo jamás te haria daño. — juró, con la verdad de sus palabras.

—¡¿Entonces por que me haces morir de hambre!?. — gritó, estampando su mano contra el objeto mas cercano, haciendo un increíble agujero en el metal dañado. Pero Peter no se inmutó, aun con el salto que pegó su padre. Todavía increíblemente desquiciado por la ira.

—¡Es suficiente! — detuvo una voz y tanto el como Tony miraron a Wade.»

—¿Peter?. — escuchó el castaño, la voz lo saco de la bruma en la que se vio envuelto. Sus ojos cafés observaron los preocupados azules. Beck ahora estaba ligeramente inclinado hacía el. —¿Te estoy aburriendo? — se atrevió a preguntar avergonzado.

Peter negó. — eres peculiar. — soltó con sinceridad.

Beck pareció conforme con ésto, sin embargo la preocupación se mantenía latente en el. — lo siento... Tengo que preguntar ésto. — se disculpó. — Peter, ¿Tu... Eres...?, Bueno. ¿Consumes?.

La pregunta desconcertó a Peter, quien frunció su ceño intentando comprenderlo. —¿Drogas?. — Beck asintió. — no soy un adicto. — negó rotundamente.

Beck suspiro aliviado.

—¿Estas en rehabilitación?, O algo parecido. — indagó.

Peter miró el tocino crudo en la isla. — no tengo problemas con la droga, ni ninguna sustancia química adictiva.

Beck asintió, tomando el tocino para dejarlo caer en la sartén. —¿Honestamente?, No quiero ofenderte, pero te ves como se vería un adicto en abstinencia.

Peter lo observó en completa mudez. Podría comparar los últimos 6 años como vivir a pequeña dosis. Como si recién esté mes pudiera realmente respirar. Pero no parecía un tema adecuado en esta situación, mientras su presa se molestaba en preparar su desayuno.

—¿A que te dedicas Beck?. — soltó entonces, cambiando el rumbo de la conversación.

Bloody HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora