[14] Mangekyo

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Al llegar el equipo siete a Konoha, todos se fueron directamente a la torre del Hokage teniendo a una chica al borde de un ataque de nervios, pero apenas entraron la confirmación de Tsunade sobre lo que Mina sabia en su interior hizo que cualquier esperanza se desvaneciera y su corazón muriera en el proceso.

—Sasuke ataco, Danzo escapo con Fu y Torune, pero los tres se enfrentaron a Tobi de Akatsuki y ambos murieron, menos Danzo que lo hizo a manos de Sasuke, nosotros... llegamos demasiado tarde —informo negando lentamente y viendo directamente a la pelinegra que la miraba dura con lagrimas cayendo por sus mejillas—. Lo siento.

—¡Cállate! —grito saliendo de su estado catatónico viéndola con enojo, ninguna disculpa le devolvería a Fu ni las palabras sobre que no habían llegado a tiempo—. Incluso si hubieran llegado bien no hubieran hecho nada por él, no cuando debía proteger a Danzo, a una persona mas "importante" —escupió con enojo y sin preocuparle por como se podían tomar sus palabras.

Nada de lo que Tsunade o el resto dijera le serviría.

Con todos los pares de ojos viéndola, Mina se giro y escapó rápidamente con paso veloz de la habitación con ambas manos a los costados de su cabeza viendo el piso mientras la idea de que nunca volvería a ver al hombre, que nunca mas se encontraría con sus ojos, acariciaría su cabellos, lo besaría o tendría sus abrazos...

—¿Mina? —pregunto Hinata al verla pasar rápido por las calles de Konoha saliendo del gran edificio de la aldea.

—¿Estaba llorando? —inquirió Kiba a su compañera y ambos comenzaron a seguirla luego de darse una breve mirada.

La Uchiha corrió hasta estar alejada de todo y todos, cayendo de rodillas al suelo, en el limite de un bosque de un campo de entrenamiento, y cubrió su rostro con ambas manos sintiendo su cuerpo desbordar de emociones, su corazón lleno de tristeza y su mente nublada por el dolor mientras le era imposible controlar todo lo que le pasaba, pero la tristeza que la invadía tampoco la hacia querer ser controladora con sus emociones como era en general.

—No, no puede... —murmuro apoyando ambas manos en el suelo mirándolo a este con ojos aguados con la respiración totalmente alocada.

Sin poder contenerse mas, un grito prácticamente desgarrador salió de su garganta mientras cerraba sus manos contra su pecho. Esa simple liberación vocal también fue una de energía, entonces Hinata, Kiba y Akamaru, que habían llegado para oírla, fueron volados por una repentina ola expansiva de chakra que destruyo su alrededor a varios metros a la redonda al tiempo que los chicos y el perro caían al suelo cubriéndose de los arboles que volaban y caían levantando tierra a su alrededor. Hinata grito y con una de sus palmas especificas del clan Hyuga destruyo el árbol que estuvo cerca de aplastarla poniéndose velozmente de pie retrocediendo un poco, pero una vez ya todo calmo ella y Kiba observaron atentos la espalda agitada de Mina mientras su cuerpo se sacudía por los temblores.

Mina puso una mano en su cabeza y luego en su rostro, sobre sus ojos, para después quitarla y mirar su mano, a lo que Kiba le indico a Hinata que se quedara detrás de él empezando a avanzar hasta quedar a un metro de distancia. En el proceso, Sakura, Naruto, Sai, Kakashi, e Ino llegaron, la rubia dispuesta a compartir con la chica porque ella también estaba triste por la muerte de su primo.

—Mina... —llamo Kiba viendo como esta saltaba en su lugar volviendo a la realidad—. ¿Estas lastimada? —pregunto desde atrás viendo su mano con sangre.

La chica se levanto poniendo una mano en su rodilla y se estabilizo sobre sus dos pies viendo unos segundos al frente ante de darse la vuelta, dejando a Kiba paralizado en su lugar.

—Mangekyo sharingan —dijo Kakashi observando los dos caminos de sangre bajo los ojos de su alumna.

La Uchiha se limpio la sangre debajo sus ojos sintiendo mas poder en su cuerpo y apretó los puños no queriendo hacer algo estúpido por el dolor que sentía, así que camino a través de la gente que la miraba.

—Mina —llamo Ino levantando su mano para ponerla en el hombro de ella, pero una mirada de la nombrada basto para detenerse en el aire.

—Nadie me moleste —advirtió y desapareció en bosque para detenerse frente a un árbol en especifico y que bien recordaba.

Comenzó a llorar sin reparo mientras ponía su mano sobre lo tallado en el tronco, que era lo ultimo que habían hecho juntos, lo ultimo que él hizo aquí con vida, lo que Fu había tallado para que ella se quedara tranquila de que nada sucedería.

—¿¡Por que rompiste tu promesa!? —pregunto doblándose hacia delante con dolor—. ¿¡Por que me dejaste!? —apoyo su cabeza sobre el tronco—. ¡Dijiste que nunca te perdería! ¡Que estaríamos juntos para siempre! —gruño con una ola de rencor recorrer su cuerpo—. No, no... —gimió cayendo nuevamente al suelo, quedándose de esa forma hasta que se quedo sin lagrimas, pero si con el dolor de un amor irrecuperable.

Ya bien a la noche, con una expresión monótona en su rostro, realizo un pozo al pie del árbol y arranco su collar dejándolo allí poniéndose torpemente de pie viendo el corazón con su nombre y el de Fu, empezando a golpearlo hasta hacerlo astillas que cayeron junto a la verde roca partida al medio, dejando unos nudillos levemente lastimados. De esa forma, volvió a tapar el pozo y se le quedo mirando varios minutos hasta que la mínima parte racional que su conciencia tenia tiro de ella y la hizo moverse hasta su casa en la villa Uchiha.

Sin saber ni cuando ni como hizo su cuerpo para llegar hasta allí, se tiro en la alfombra de la sala de estar y gimió llorando sin lagrimas pensando en sus recuerdos, en el rostro de él hasta que finalmente se quedo dormida del agotamiento emocional que se traspaso al físico.

El sol en el rostro la despertó cegándola momentáneamente al abrir sus ojos, levanto la cabeza totalmente desorientada pero, cuando recordó el porque estaba allí, se dejo caer nuevamente con pesar y un golpe sordo que ni sintió en su nuca. Se quedo boca arriba en el suelo con los brazos extendidos mirando sin expresión alguna el techo, no sabia si llorar, gritar, enojarse, sentir dolor o rencor por las promesas rotas siendo consciente que estaba al borde del colapso emocional habiéndose apenas despertado.

Era capaz de quedarse en esa posición por el resto del día, y el cansancio de la misión no ayudaba, así que escucho a su cuerpo que le decía que se quedara durmiendo y sufriendo en su soledad en vez de su cabeza que le obligaba a levantarse y hacer algo para avanzar y solucionar su situación, porque el hecho de que Fu había muerto no cambiaría.

Si, era consciente de que ahora había aparecido la depresión.

Ya cuando la luz que entraba por la ventana se hizo mas anaranjada comenzando a alumbrar zonas de la casa que sol del mediodía o la tarde alta no pintaba, por lo que supuso que estaba atardeciendo y que había pasado todo el día acostada, sin comer o ir al baño en una muestra de lo miserable que estaba y de lo que aún era capaz de sumergirse.

De repente, alguien golpeo su puerta, pero ella no contesto.

—Mina, vamos, abre, sé que estas ahí —suplico la voz de Sakura.

—Mina, abre —pidió Ino con voz agotada, seguramente pasando por todo el dolor familiar.

La llamada simplemente cerro los ojos con fuerza los ojos y tapo sus oídos necesitando soledad, tiempo con ella misma para averiguar la forma de sobrellevarlo para recién ahí recibir las palabras de sus amigos sin caer de vuelta en la tristeza por la vulnerabilidad y finalmente superarlo.

Se quedo en esa postura hasta que ellas dejaron de insistir y allí suspiro tomando una almohada del sillón que uso como elemento de abrazo mientras se ponía a pensar en varias cosas que tornaban a la misma cosa: Fu.

Aún así, había una pregunta que creía que era muy adelantada para siquiera tenerla rondando en su mente en esos momentos, pero que al mismo tiempo le llamaba la atención al pensar en el futuro, sobre que sería de ella y que haría a partir de ahora al sentir que había perdido su verdadera mitad.

La cuestión era, ¿volvería a creer en el amor?

𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐀 [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora