[19] Villa de los Renegados

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Pasaron horas corriendo, huyendo y cambiando de camino en el deseo de confundirlos o no dejar un rastro claro a donde planeaban ir, aunque, diciendo la verdad, no sabían donde ir.

—Creo que estamos a salvo —dijo Utakata respirando agitado y en silencio por su boca.

—Si, por suerte —asintio suspirando con cierto pesar para pasar a verlo—. Tenia miedo por ti —confeso tomando una de sus muñecas.

Él la miro triste y la abrazo fuertemente frotando su espalda con cierto aire culpable.

—Lamento que te haga pasar estos momentos, que estés siempre temas que algo me haya pasado — suspiro cerrando los ojos unos momentos—. Deberíamos buscar un lugar alejado de todo para instalarnos, pero primero debemos acostumbrarnos a esto de tener que escapar todo el tiempo.

—Y considera que creen que estoy muerta, sino seria el doble de trabajo —trato de bromear, pero el ambiente estaba algo tenso.

—Hay un lugar en donde nos podemos quedar por ahora, allí nunca va nadie, podemos pasar un tiempo hasta encontrar otro lugar —informo notando la miara expectante de Mina—. Pero debemos ir al lugar mas alejado del País de las Rocas.

—Eso no es problema, ¿que esperamos? Vamos —animo sonriente y él asintió conforme.

—Si no me equivoco, ahora estamos en los alrededores de la Aldea Oculto del Sonido, tenemos un viaje largo —dijo revisando las cosas que él había podido tomar mientras su chica se había encargado de los dos de Akatsuki.

—¿Tenemos lo necesario o debemos comprar? —pregunto inclinada hacia abajo al él estar agachado guardando las cosas que había esparcido.

—No, tenemos para dos, tres días, luego si debemos conseguir mas comida y agua —informo colgándose el bolso de la chica

A pesar de que aún seguía siendo de noche y los dos estábamos cansados, mas que nada él que en casi en el mismo momento que llego junto a Mina tuvo que huir con ella, continuaron corriendo para estar realmente a salvo y mas cerca del lugar que Utakata creía que estarían seguros.

Un día entero después, de noche y de madrugada, llegaron al País de las Rocas, pero, según Utakata, no estaban ni cerca de la aldea de esa región y menos del lugar donde quería llegar, así que decidieron acampar en una cueva para recuperar energías. Ahí dentro buscaron la zona mas lisa y se acomodaron lo mejor posible, aunque no eran muy quisquillosos, y se sentaron para comer alguna de sus provisiones, Mina sentada entre las piernas de su pareja y él apoyado contra una de las paredes.

—¿Eres feliz con esto? —pregunto el chico repentinamente abrazándola con uno de sus miembros.

—Lo soy porque estoy contigo —contesto mirando el cielo estrellado a través de la entrada del lugar.

—Pero tienes que andar huyendo siempre —beso la mejilla, haciéndola temblar un poco por su tibia respiración acariciando su piel—. No debe ser la vida que esperabas y yo quiero darte lo mejor.

—Tal vez no es como lo imaginaba, pero eso no significa que sea malo. Estoy con la persona que amo conociendo otro países, recorriéndolos mientras nos divertimos y conocemos otra gente, ¿donde esta lo negativo en eso? —sonrió girándose a verlo—. Se podría decir que la única piedra seria Akatsuki, pero es algo que superaremos o evitaremos —aseguro viendo la mitad del vaso lleno—. No me iré y no me arrepentiré de mi decisión, estoy orgullosa de lo que hice por nuestro amor —dijo pegando sus frentes—. ¿Acaso a ti no te gusta?

—No digas tonterías —paso una mano por su cabello y atrajo su rostro—. Te amo.

—También te am... —empezó a decir, pero él la beso.

𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐀 [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora