[20] Pruebas

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En cierta forma, Mina no podía estar mejor. El lugar de estadía no le había dado una mala impresión y el que sería su verdadero hogar era bello, ya que la casa de Utakata era de un piso y poseía un altillo donde había solo dos cajas medias vacías con algunas prendas y decoraciones que, al parecer, habían venido con la casa o le habían regalado a él. Obviamente había un baño y una cocina, aunque también una habitación de lavandería y tres habitaciones totalmente disponibles, que era lo mejor la para la recién llegada.

—Es una bonita casa —dijo Mina al día siguiente cuando se despertó y se encontró en ese espacio.

—En un principio no quería quedarme, pero no se podía negar que era un buen lugar de respaldo y la compre —hablo mirándola levantarse teniendo sus manos detrás de la cabeza aún recostado—. Necesita algunas mejoras.

—No, solo limpieza —rió la chica buscando algo en su moderado bolso.

—Además de eso —cerró los ojos asintiendo con una leve sonrisa.

—¿Como te enteraste de este lugar? —pregunto sentándose de vuelta en el colchón desenredando su cabello con el peine mientras lo veía.

—Bueno, ¿viste la chica de ayer?, Rika.

—Si...

—Su padres fueron ninjas renegados y ella nació aquí, estaba en una misión en busca de alguna provisiones cuando me encontró a tres meses de haberme ido de Kirigakure. Me trajo y me presento el lugar.

—Ya veo, fue pura casualidad.

Con la confirmación de Utakata a sus palabras, los dos se quedaron hablando y flojeando un poco antes de ducharse sacándose totalmente cualquier suciedad del largo viaje, ya que el día anterior se habían ido directo a la cama, y salieron del hogar, él mostrando los diferentes lugares del lugar.

—Allí es donde los niños entrenan, se podría decir que es la Academia Ninja —señalo un establecimiento no muy diferente al de Konoha, poseía un edificio, aunque no tan grande como el de su aldea, y un patio para practicar.

—¿Como gana este lugar el dinero? —pregunto, porque suponía que los profesores debían ser pagados y la gente debía tener dinero para comprar en los negocios.

—Los hijos de los renegados o los renegados, bajo un mascaras y otras cosas, van a las grandes aldeas, pero no tanto como Suna o Konoha, y ofrecen sus servicios como ninjas o en ayuda en simples tareas —explico en el continuo caminar—. Allí es la torre principal, una persona de cada familia es parte del consejo para la toma de decisiones, en donde siempre gana la mayoría, pero si la diferencia es poca se trata de llegar a un mejor acuerdo.

Mina asintio mirando alrededor, parecía un buen sistema en donde cada familia participaba en los proyectos, aunque aún no lo había visto en funcionamiento y no sabía si era rentable, pero la aldea parecía estar desde hacía años y haber sobrevivido todo ese tiempo.

—¡Utakata! —Rika apareció trotando desde el frente de ambos y lo abrazo—. Estas muy lindo, te extrañe en todo este tiempo que no te vi —hizo un puchero viéndolo con sus brillantes ojos verdes no amagando a soltarlo, incluso se mantuvo de esa manera un breve tiempo de conversación con el chico que tenía sus manos en los brazos de la femenina, pero no lograba deshacer el agarre.

—Um, disculpa ¿podrías descolgarte de mi novio? —hablo la Uchiha cruzándose de brazos.

Rika la miro de arriba a abajo e hizo lo dicho.

—Eres fea —le saco la lengua antes de irse.

—Esa chica...Que no me agarre en un mal día —gruño, y algunos de los hombres que la habían recibido el día anterior rieron al ver la escena.

𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐀 [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora