[24] Familia

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El gran día había llegado, el momento en que Utakata se haría padre y que el clan Uchiha se expandiera en vez de llegar a su posible final gracias a las decisiones de sus primos, pero ahí estaba. Luchaba, pujaba y trataba de oír lo que las medicas ninjas le decían entre la nebulosa del esfuerzo y el dolor que la femenina sentía en todo su ser, aunque en el momento en que escucho el llanto de Soma, todo se alivio y una gran sonrisa apareció en su rostro al observar al primogénito que era envuelto en una manta en plan de entregárselo, pero eso no fue posible cuando otro gran dolor la atravesó de pies a cabeza.

—¿Que sucede? —pregunto Utakata más que preocupado tomando de vuelta la mano de la chica.

Inmediatamente todos se movilizaron e inclinaron, la medica principal haciendo tacto en Mina.

—¡Viene el segundo! —exclamo bien alto para que todos se prepararan.

—¿¡Segundo!? —dijeron los ya padres en total sorpresa e indignación.

—¡¡Nadie me dijo que eran dos!! —gruño la Uchiha totalmente escandalizada, importándole poco si el grito se oía por toda la aldea.

—Al parecer estaba muy escondido, por eso no lo descubrimos —informo la mujer haciendo el jutsu medico sobre la barriga de Mina en chequear que todo estuviera bien.

—Dios mio... —exhalo Mina cerrando los ojos y dejándose caer en la camilla.

Utakata la miro con cierta admiración mientras la acariciaba y le quitaba el sudor con la mano que no estaba siendo quebrada y arrancada lentamente por la persona que amaba.

—Una contracción, ¡puja! —indico una de las enfermeras viendo como la medica se ponía de vuelta en su posición entre las piernas de la que estaba pariendo.

—¡Sigue, sigue! —exclamo observando como coronaba.

Mina gruño y luego soltó todo el aire que contenía para dejarse caer en la cama, su pecho subiendo y bajando de forma anormal mientras pensaba que nadie nunca le había dicho lo complicado que esto realmente era.

—¡Sigue que va a salir, vamos!

Deseando que simplemente terminara, la Uchiha dio su último esfuerzo y aplico toda la fuerza que le quedaba sintiendo como una enfermera la sostenía desde la espalda para que no se rindiera.

—¡Allí sale el segundo!, ¡más fuerte, más fuerte! ¡Lo estas haciendo genial! —animo la medica principal con una leve sonrisa.

Soltando un grito que sabía que la dejaría sin voz, Mina dio completamente todo antes de relajarse al punto del casi desmayo mientras un silencio sepulcral invadía todo el lugar y luego un agudo llanto lo interrumpía. A la finalmente relajada mujer le pareció oír que alguien exclamaba que eran dos saludables niños, pero realmente solamente oía un pitido en ambos oídos mientras sentía calambres en su entrepierna y zona baja.

—Ya esta, ya esta —indico Utakata al inclinarse y besar su frente.

—Dénmelos —fue lo único que ella logro decir incorporándose un poco, inmediatamente sintiendo como le colocaban almohadas atrás para estar aún más alta.

—Oh, mi mano... —gimió el chico de las burbujas por lo bajo cuando ella lo soltó para estirar sus brazos y recibir a sus hijos.

Sus dedos estaban rojos en las puntas y blancos en el resto por la fuerza que le aplicaron y la forma que eso evito que la sangre corriera por ellos.

—Son hermosos —hablo Mina totalmente emocionada, conmoviendo a más de uno en la sala mientras su pareja pasaba un brazo por su espalda.

—Tuvimos dos hermosos bebes —dijo orgulloso viendo como el primero estaba envuelto en una manta blanca, y el segundo en una celeste.

𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐀 [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora