[18] ¡Siempre seremos prófugos!

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Mitsuki miro el cuaderno de hospedaje pasando lentamente las paginas y viendo los nombres junto los días y el monto cobrado a puño y letra de Mina que se encontraba en una rápida huida al baño, la cual ella utilizo para revisar como se iba manejando con la organización.

—¿Hice algo mal?

Los ojos azules se despejaron de las hojas y observaron a la femenina de largo cabello negro estar de pie cerca del mostrados, observándola ver su registro de trabajo.

—¡Para nada! —negó cerrando el libro—. Como paso una semana de que empezaste, solo quería asegurarme de que todo estuviera bien, pero lo haces estupendo —aseguro poniendo una mano en su hombro, a lo que la Uchiha le dio una pequeña sonrisa.

—Paso rápido —comento yendo detrás del mostrador y sentándose en la alta silla.

—Obviamente gracias a mi y mi compañía —sonrió señalándose y luego rió negando ante la ceja enarcada de Mina— Ya, no me creas, que tengas suerte y buenas noches —deseo viendo como la chica le sacaba la lengua hasta que abandonaba el hotel bajo el oscuro cielo.

La femenina suspiro viendo el reloj de la pared, si, era tarde en la noche y generalmente a estas horas nadie venia, pero, para su sorpresa, un grupo de hombres entraron con un muy mal aspecto. Estaban zaparrastrosos, descuidados, dos de los tres que eran tenían barbas de días sin rasurar mientras la peste a alcohol y suciedad invadía su espacio de trabajo al ellos ingresar, pero Mina estaba segura que no eran indigentes, no solían haber demasiados en general, y viendo sus ropas bien cuidadas y prácticamente nuevas... realmente se daba el beneficio de la duda.

Además, en esa semana de estadía ya tenía registraba a toda la gente que vivía en esa aldea, y a estos nunca los había visto por ninguna parte, por lo que seguramente Mitsuki se refería a este panorama con el tema de lidiar con situaciones difíciles.

—¿Que se les ofrece, caballeros? —pregunto Mina siendo cordial pero distante.

Trabajo era trabajo en términos de igualdad para quién pasara a la estancia.

—Vaya, educada, me gusta —dijo el de cabellos castaños desteñidos de rubio en las puntas apoyándose en el mostrador mientras los otros dos compañeros sonreían de forma desagradable.

—¿Que se les ofrece? —volvió a preguntar algo mas fría—. ¿Quieren una habitación si o no? —apuro un poco.

—Solamente si estas en ella esperándome —guiño un ojo y Mina lo miro tratando de contener una mueca de disgusto.

—Temo que eso no va a ser posible, ni ahora, ni en el futuro —contesto cortante inclinando apenas la cabeza a un lado sin expresión en el rostro.

Cambiando de actitud como ella, el teñido estiro un brazo y la agarro por el cuello de la remera blanca que usaba para tirar y acercarla a su desprolijo rostro.

—Me pregunto como quedara esa carita con algunos moretones —hablo analizando sus facciones, a lo que ella sonrió sarcástica, ¿acaso lo estaba diciendo en serio?—. Parece que te gusta la idea —sonrió con sus dos amigos riendo de fondo como un coro de idiotas.

Mina levanto una mano quitando la de él de de sus ropas y luego levanto su miembro moviendo sus dedos como si quisiera que viera algo en ellos, lo cual hizo como el ser poco pensante que era, y ella aprovecho a golpearlo con la otra en el rostro. Como era de esperar, el chico voló uso metros, solo porque no había usado toda su fuerza, y cayo hacia atrás en el suelo con la nariz rota y desparramando chorros de sangre por ella. Ante la escena, sus dos compañeros giraron a ver a Mina y amagaron a abalanzarse al mostrador notando como ella se ponía de pie lista para pelear, pero una quinta voz en la estancia hizo que ellos se desconcertaran unos momentos.

𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐀 [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora