''Locos número uno y dos''

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Me sobresalté, saqué todas las sábanas de encima de mío y me puse de pie inmediatamente. Abrí mi puerta y caminé lentamente hacia las escaleras. Escuché a Justin hablar por teléfono. Desgraciadamente, mi instinto de detective pudo más, y bajé por las escaleras. Justin dejó de hablar en cuanto pise el cuarto escalón y este, rechinó. De la nada, apareció en el umbral que se encontraba al lado del final de las escaleras.

Me sonrió, y yo le devolví la sonrisa.

Pues, me había encontrado en mi intento de pasar por desapercibida. Siguió con el teléfono puesto en el oído y produjo un movimiento de labios con las frases ''Te encontré''. Me sonrió, me guiñó uno de sus ojos y dio media vuelta para seguir con su conversación vía telefónica. Creo, que eso fue un ''Vete de aquí''. Moví mis hombros, de arriba hacia abajo, y bajé normalmente por los escalones. Me dirigí hacia mi cocina y saqué una cajita de leche. Fui hacia mi cómoda y saque un vaso para servir la leche. Noté algo diferente en mí y cuando lo capté, se resbaló el vaso de la palma de mi mano. Desgraciadamente, este era de vidrio, y desgraciadamente también, cayó sobre la alfombra del vestíbulo principal.  

Antes de desmayarme, juraría que llevaba puesto uno short corto y un poleron grande. Mi atuendo normal de casa. Y ahora, llevaba puesta mi pijama. Justin apareció inmediatamente en el umbral, aun con el teléfono puesto en el oído. Miró confundido la escena, gesticuló con los labios un ''¿Y ahora, qué pasó?''

Yo me limité a mirarlo seriamente y agarrar con mis pulgares y dedos índices, en forma de pinza, mi blusa de pijama. Gesticulando también un ''¿Qué pasó aquí?''. Sonrió satisfecho y siguió la conversación. Se dirigió a la cómoda de abajo,  sacó un par de productos de limpieza y empezó a limpiar el desastre que hice. Me senté en el mesón de mi cocina, y solo me limité a mirarlo. Reaccioné de golpe cuando él pronunció el nombre Nicolás.

No te preocupes, ella está bien –Dijo limpiando de cuclillas– Todavía no entiendo, pero supongo que cuando estén aquí… –Se calló y escuchó– Bueno, no. No la he tocado –Se mordió el labio inferior y rió– Solo para llevarla a su cama… y cambiarla… –Dijo rápido– ¿Qué?...No he dicho nada. Ok, adiós.

Colgó el teléfono, y bufó. Se puso firme. Recogió todo y me miró fijamente. Supongo, que estaba esperando a que le pida alguna explicación.

¿Nicolás? –Logré decir–

Tu trío favorito vendrá a pasar la noche aquí –Dijo y yo abrí mis ojos más de lo normal– No tenía idea de que hacer contigo desmayada… –Explicó– Llamé primero a Dakota, se alteró demasiado. Luego a Nicolás, primero lo tomó a la ligera porque pensó que estaba bromeando, así que le colgué… –Reí por su acto–  Llame a Josh y él me dijo…

Si, Joshua siempre sabe qué hacer –Dije mostrándole una enorme sonrisa– Espera, ¿vendrán a dormir?

Claro... –Dijo rascándose la cabeza– Te he visto sola en los recesos, últimamente. Supuse que eso te alegraría.

Supongo que sí… –Susurré, luego lo miré fijamente– ¿Y tú?

–Justin me miró con el ceño fruncido– ¿Quieres que me quede a dormir, también?

Si quieres… –

–Lanzó una carcajada– Tus amiguitos me matarían.

A propósito… –Dije cambiando de tema– ¿Fue Josh, quién te dijo que me cambiaras?

Yo… –Dijo y miró sus manos– Te bañé… –Y sonrió apenado–

Esa sonrisita, otra vez. Es como si me obligara a no volver a la realidad. Como si fuera voluntario. Y por más que lo intente, caigo en su propósito. Me pierdo. Y ya no me niego. Quiero olvidarme de lo que ha pasado, en las últimas tres semanas. Antes de conocerlo a él. Pero, eso es imposible. Algo en mí, me lo dice. No deseo eso, no quiero eso, simplemente estoy aliviada de que él se hubiera puesto en mi camino.

O tal vez, en mi ventana.

De pronto, se vuelve presente aquella escena que sucedió hace minutos. Esa sonrisa apenada, aquel atardecer y aquel suave contacto físico.

Ahora sí, caigo en la realidad. Y es tan fuerte, que me mareo. Tres chicos, en mi casa. Bueno, ahora son cuatro. Mi madre me mataría. Suerte que está de viaje, pero… ¿Y si vuelve? Estoy segura que no tendría problema con Josh y Dakota, pero si con Nicolás y Justin. A pesar de aquellos ocho años, Nicolás todavía no ha sido de buena presencia en mi casa.  Y entiendo. Ni si quiera yo lo soporto. Y a mi mente vuelven las típicas preguntas que quisiera realizárselas a Josh.  ''Nicolás es una bestia, ¿Cómo puede ser uno de tus mejores amigos?''. Y así, sucesivamente las demás preguntas, con algo en común con la primera. En todas menciono que Nicolás es una bestia. Reí para mis adentros y ese fue el punto final de mis pensamientos. De vuelta a la realidad.

No sé cuánto tiempo he estado pensativa, por lo que Justin se dirige a la puerta y deja pasar a alguien. Pero, no logro alcanzar a verlo más que solo su sombra. De alguna u otra manera, escucho su voz e inmediatamente la reconozco.

¿Dónde está? –Lo oigo gritar y una sonrisa se me dibuja en el rostro– ¡Victoria!

Mi respiración se entrecorta. No pensé que llegaría tan rápido. Y me asusto. Junto con un escalofrío. Me asusto de saber que no tendré más tiempo a solas con Justin. Y en un susurro, que ni si quiera sé si fue audible, digo un ‘’aquí’’.

Veo como esa sombra se acerca. Todo se vuelve lento de nuevo. Veo la cara de  angustia de Josh. Sus ojos están rojos, como si hubiese llorado. Caigo en la posibilidad de que si le importo, demasiado. Josh me carga en sus brazos, se sienta en el sillón y a mí en su regazo, y me mece rítmicamente. Mientras, yo me acurruco en su pecho e inhalo su fuerte perfume varonil. Cierro los ojos, y me concentro en ese aroma.

Cuando los abro, encuentro a un Justin perdido en la escena. Sus ojos  rebuscan toda la habitación, una y otra vez. Incomodo. Carraspeó un falso sonido en su garganta e inmediatamente me bajo del regazo de Joshua. Me acomodó a su lado y ambos, Joshua y yo, intercambiamos risas y miradas.

Juraría que Justin iba a decir algo, pero llamaron a la puerta. Intercambiamos miradas los tres, pues, sabíamos que vendría lo peor. Justin, había mencionado que Dakota se había alterado demasiado.

Loco número uno.

Y que después, cuando llamó a Nicolás, lo tomó a la ligera. Nicolás, suele guardarse todos sus sentimientos encontrados en público, así que temía que explotara cuando estuviésemos aquí, todos solos en mi casa.

Loco número dos.

Tendría que darles calmante a dos locos. Suspiré, y con un gesto, le dije a Justin que abriera la puerta. Claramente, esperaba a los dos, pero no juntos. Esto terminaría mal. Hubiese deseado calmar a uno por uno.

¡¿Está bien?! –Escuché la voz de ambos–

Josh rió por lo bajo, miró apenado a Justin y luego se dirigió hacia mí. ‘’ ¿los preparo?’’, gesticuló con los labios. Asentí con la cabeza y observé cómo Joshua se encargaría de inyectarles un buen sedante a ese par de bestias. Mientras, sin darme cuenta, Justin se sentaba a mi lado. Lo miré de reojo, su perfil era perfecto. No estuve atenta a cuánto tiempo estuve mirándolo, pero cuando lo noté tenía tres miradas en mí. Encontrándome con sus miradas asesinadoras, negué con mi cabeza.

Volviendo a la realidad –Habló Nicolás y miró a Justin– Tú, ¿qué demonios haces aquí?

''A thousand years''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora