Capítulo IV

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La carta

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La carta...

Una opción viable sería... Llevarlo a la casa, ¿Cierto?

¡Pero claro que no! ¿Y si su madre los veía? Pensaría que iba a hacer otra fiesta como hizo en año nuevo.

Ah sí... La fiesta de año nuevo, la verdad si estuvo genial, sino fuese porque sus padres llegaron en la madrugada cuando la mayoría –incluyéndolo– estaban tirados en el suelo cansados y borrachos.

Desde esa vez su padre le prohibió de castigo no volver a llevar ningún amigo a la casa.

Se veía muy incómodo todo aquello y los nervios estaban subiéndole a cada segundo pues Todoroki no dejaba de mirarlo y eso hacía que se pusiera más tonto de lo que ya era.

A ver, a ver, piensa.

Después de unos segundos de estar murmurando, ¡Bingo! Todo resuelto.

Tenya dice que ser directo es mejor que ser hipócrita. Y en cierta parte es cierto, así que por primera vez en su vida tendría que ser completamente directo si no quería arruinarlo.

Bien...

—Yo... —Una risa salió de sus labios, aquello fue una melodía a los ojos de Shouto. —Em... Yo sí hice también una carta... —El hecho de que haya escrito una carta para un hombre además de Shinsou le avergonzaba. —Pero la deje en mi casa. 

Rascó su nuca al sentirse con pena de sí mismo del regalo que le estaba dando Todoroki, y lo que él le "iba" a dar.

Ay...

—No importa. —La masculina voz de Todoroki le sacó de sus pensamientos, su voz no sonaba enojada o exaltada, si no tranquila como habitualmente. —Puedes mandarmel-

—¡Ya vámonos! —Se anunció un muchacho de lentes interrumpiendo al heterocromático, haciendo sus típicos ademanes mientras su mirada estaba puesta en su hermano.

¿Enserio, Tenya?

Midoriya se mordió su labio inferior para no decirle que quería un momento a solas con Todoroki, pero no quería iniciar una pelea así que solamente suspiró.

—Pero quiero quedarme un poquito más. 

—¡Nada más!, Levántate del suelo, no deberías hacer eso si eres un Iida. 

Rodó los ojos y después se dirigió a Shouto, le sonrió lo mejor que pudo como queriéndose disculpar por esa vergonzosa situación.

—¿Te puedo mandar la carta con Tenya? —susurró aún bajo la insistente mirada de su hermano, los heterocromáticos ojos solo estaban concentrados en lo lindo que era Midoriya.

Diablos, ¿Cómo puede existir un ser con semejante belleza? 

El rizado tomó el regalo y la carta con recelo, no quería que su hermano tocase nada. Estaban acostumbrados a ayudarse entre sí, pero esa vez no quería que nadie viera que le regalaron. 

Mediador de cartas [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora