Papel con nombre y cambios

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Enamorarse

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Enamorarse...

—¿Porqué la pregunta, mamá? —Volteó hacia ella con una suave sonrisa al tiempo de que cerró sus ojos, no quería que ella viese el temor que reflejó su mirada al pensar siquiera en eso.

—No lo sé, Izuku... —Podía sentir la timidez de su madre pero no era como si le disgustara su preocupación, todo lo contrario, le gustaba que ella le preguntara por su vida.

Después del encuentro con ella no supo que esperar. Y es que sí había vivido una infancia algo dura, pues el recuerdo de su madre siendo alcohólica cuando era un niño todavía estaba intacto.

Sí... Sonaba difícil pues ella caía en el alcohol y en ese estado había veces que lo golpeaba, hasta que su padre se enteró y comenzó todo para quitarle de su lado, después de saber que su padre tenía una vida –y eso fue por accidente– iba a estar solamente "por un mes" con los Iida, amigos cercanos de su padre.

Porque él no podía cuidar a un mocoso de ocho años como él.

Algo que para en esos tiempos no entendió mucho porque alejaron a su madre de sus brazos, mucho menos porque su padre le prometió volver algún día.

Pero ahora que ya podía ver a su madre y observaba la personalidad que alguna vez tuvo en sus primeros años de vida, no podía ser más feliz. Después de todo lo que ansió durante años fue que alguien siempre le tratara bien.

—Tengo problemas... —murmuró el pecoso, bajando su mirada y con la vista comenzando a ser borrosa. —Quiero... Mamá, hay alguien que me hace sentir tan bien que me asusta.

Inko revolvió sus cabellos rizados y se acercó a él para abrazarlos, ese fue el cúspide para soltar las lágrimas que siempre ha querido soltar debido a la frustración de no aceptar sus sentimientos.

—Lo quiero tanto... Quiero que esté bien, deseo su felicidad por encima de todo. —murmuró apretando el cuerpo de su madre contra el suyo, sintiéndose pequeño e indefenso —Pero no puedo protegerlo que me da ira... No puedo amarlo si yo no me amo... —Las lágrimas bajaban densas y gruesas pues nunca se había sentido tan libre de hacerlo. 

Midoriya cerró sus párpados y siguió desahogándose.

—Hay veces que simplemente quiero estar toda una vida con él, y otras lo quiero mantener tan alejado de mí para no dañarlo con mis propias inseguridades.

Inko también cerró sus ojos; sentía el dolor de su hijo como propio y su corazón se mallugaba con cada palabra que salía desgarradora desde la garganta de su niño.

—Me hace sentir tan especial... 

El pecoso ya no dijo más porque escuchándose sabía que ya había caído. Ya había sido un perdedor como todos los que alguna vez él los pensó como tontos.

Y sí. Se sentía un tonto.

Un tonto enamorado.

Inko lo consoló hasta que las lagrimas quisiesen bajar. No le dijo nada sobre "deja de llorar" o algo así, simplemente escuchó todo. Si Izuku quería gritar, que así lo hiciera, si quería dejar de llorar por su voluntad que también lo hiciera. 

Mediador de cartas [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora