—¿E Izuku? —preguntó la señora Iida una vez que era acompañada por su hijo en los pasillos de la escuela, ya había acabado de hablar con el director Nezu.
—Esta con Todoroki. Se excusó y pide disculpas pues dice que se presentará en nuestra morada aproximadamente a medio día.
La mujer de lentes frunció el ceño y suspiró. No diría nada por ahora, Izuku tenía derecho de divertirse y no debía de imponerle tantas reglas.
Cuando salieron de la gran institución, ambos Iidas se dirigieron a su hogar sin preocupación alguna, sabían que el pecoso era un joven muy listo y confiaban en él.
—Perdona esta visita tan repentina. —dijo Izuku con una sonrisa y de impulso tomó la mano de Shouto para cruzar la calle sin darse cuenta.
Una vez que ya estuvieron en el otro lado de la calle, éste lo soltó y volteó hacia la gran U.A
—Es grandiosa tu preparatoria. —admitió con sus ojitos brillando, de hecho desde que era un niño soñó entrar a la U.A y aunque tuvo muchas probabilidades de entrar años atrás, con lo que había pasado era claro que ya no iba a ser posible cumplir en lo absoluto sus sueños.
Ignoró sus propios pensamientos y se concentró en mirar a Todoroki, chocó su mirada esmeralda con la bicolor y se sorprendió al encontrar al más alto también viéndolo. No llevándose por los nervios le regaló una pequeña sonrisa.
Lo volvía a repetir, Todoroki poseía unos muy bellos ojos y se casaría con él solo por eso. ¿Se imaginan? Si tenía suerte, sus hijos también tendrían ojos bonitos como Shouto, claro, porque los suyos no eran bonitos.
—¿Te parece si nos sentamos? Hoy hice mucho ejercicio y me vendría bien descansar un poco. —Todoroki asintió y así ambos se dirigieron a una banca cercana, donde Midoriya suspiró exageradamente de que por fin se hubiese podido descansar.
Si era sincero, Todoroki sí le atraía de cierta forma.
Pensándolo bien, no había razones por las cuales Shouto no atrajera su atención.
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Mediador de cartas [Tododeku]
FanfictionMidoriya Izuku no cree que dos jóvenes se puedan enamorar. ¡Simplemente imposible! Primero hay que amarse a sí mismos y es claro que no todos cumplen esa característica. No es que sea envidioso, simplemente es realista. Con la generación que le tocó...