THE GOOD GIRL [ÉLITE] [PAUSADA / EN EDICIÓN]

Capítulo 8

"Todo va a salir bien"

[Ximena Navarro's POV]

-Todo va a salir bien, Marina- solté mientras entrábamos a clase, no había cambiado esa cara de zombie que llevaba desde que salimos de su casa- Si quieres me quedo contigo los días que quieras, no debes estar en modo Han Solo.

-Déjalo, Xime- me dijo y avanzamos por el pasillo.

-Hola- nos saludó Samuel.

-Hola- respondimos al unísono pero Marina se fue de largo.

-¿Qué le ha pasado?- preguntó y me encogí de hombros- Entiendo lo que ha pasado con su padre, pero ha estado así de cortante desde entonces.

-Samu, solo ha sido un día. No hay nada de qué preocuparse- le sonreí y me fui con mi mejor amiga.

-Xime, si piensas hablar...- intentó decir la pelirroja y le dejé una mano en toda la cara.

-Conmigo no te las juegues del abuelo sinvergüenza, que te las respondo enteritas- le dije y me senté para comenzar la clase.

[...]

Me fui a caminar por las graderías de la piscina y dejé mis cosas en la mesa. Me fui caminando hasta el vestidor y dejé mi uniforme para cambiarme al traje de baño. Iba a aprovechar que estaba vacío para tener un tiempo a solas. Pensaba meditar de la forma que mejor sabía hacer: presentar una de las técnicas de nado sincronizado que hacía en Montevideo. Me harían recordar a casa una sola vez y el simple hecho de recordar todo lo que he vivido allá de dos años hacia acá. Todo era tranquilo, excepto el colegio. Era una mierda de estudiantado pero una joya en la formación educativa. Lo que le gustaba a papá.

Me puse la gorra de natación y me lancé al agua sin pensarlo dos veces. En mi cabeza andaba cruzando un mar de recuerdos en lo que yo mantenía frescos y no pretendía olvidar. Las veces en las que iba a casa de los Nunier, cuando salía con la familia de Carla o cuando iba a ver las sesiones de fotos con las madres de Polo. Mis padres me llevaban a todas partes del mundo a explorar en las vacaciones de verano o nos íbamos a ver a nuestra familia en Uruguay. Todo era bacan cuando los problemas parecían ser un polvillo que no lográbamos divisar pero que por curiosidad nos daba por probar. Desde entonces no llegaba a ser lo mismo.

-Ximena...- me llamó alguien en la superficie y levanté la cabeza.

-¿Qué pasa, Ander?- le pregunté.

-Que Guzmán me ha pedido que te pregunte si podrías ir a su casa conmigo. Creo que están en aprietos.

-Oh, pues ya voy- me saqué la gorra y me salí de la piscina- Ahora, ¿cómo vamos?

-Pues en auto, pero cámbiate. Yo te espero- asentí y fui por mi maleta de respaldo. Ahí llevaba unos shorts azules con una camisa color blanco.

Me puse las zapatillas que llevaba del colegio y salí con Ander al auto de su padre. No fue mucho tramo para llegar a la casa de los Nunier y quedamos caminando hasta la entrada, donde el rubio nos abrió la puerta y abrazó a Ander.

-Xime- sonrió ladino y lo abracé.

-No pasa nada, despreocúpate- le dije y me separé- ¿Cómo vas? ¿Te sientes mejor?

-Qué va, esto no mejora nada. Me alegro de veros, de veras.

-Venimos a ver si podíamos echar una mano en algo- soltó Ander y nos acercamos.

-¿Tienes trescientos mil pavos?- preguntó Guzmán y su madre le reprendió.

-Doña Laura...- me acerqué a abrazarla y me sonrió.