CAPITULO XVIII

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CAPÍTULO XVIII.- LA PRIMERA COLISIÓN CON LA REALIDAD.

Pepa estaba a punto de besarla de nuevo cuando sonó su móvil. -¡Coño!...- Miró en la pantalla el nombre de Lucas -¡Pero que oportuno joder!- Entrelazó la mano libre con la de Silvia y tomó la llamada.

La pelirroja veía como la sonrisa de su novia se tornaba en una mueca de notorio desagrado, solamente para escuchar la confirmación de sus labios.

-Ya te escuché Lucas- Respondía molesta -En cuarenta minutos estoy allá- Entonces colgó de mala manera.

La violinista miró con pesar a su pelirroja - Sé que esto no es ni por mucho la noche tan especial que te prometí- Le dijo apenada -Pero en verdad tengo que irme-

Silvia asintió resignada deshaciéndose del enlace de las manos -Vale- Respondió desilusionada, lo que le llevó a cuestionarse...

¿Alguna vez podría acostumbrarse por completo a la vida que llevaba Pepa?

La verdad es que no estaba tan Segura.

*****

03 DE JUNIO, 02:12 HORAS.

El picaporte gira y la puerta se abre, unas piernas visiblemente agotadas avanzan con pasos muy lentos hasta traspasar el umbral, las manos que indecisas palpan la pared buscando el interruptor, al fin lo encuentran y dan vida a la luz de ese apartamento desolado.

La morena gira la cabeza y con vista periférica busca rastros de alguna presencia humana allí dentro, pero la única silueta que es capaz de mirar es la de su propia sombra y el único sonido capaz de escuchar es el de su propia respiración.

Recarga bruscamente la espalda contra la puerta para que ésta se cierre.

Al fin sola.

Al fin las funciones que demanda su "puesto de trabajo" como CEO de una organización criminal han terminado. Bueno, al menos por esa noche

Al fin en su espacio íntimo, en su piso...Pero no en casa.

Su casa se ha quedado lejos, a kilómetros de distancia, se ha marchado.

Y no...No es una casa rodante, es un cuerpo de carne y hueso, con roja cabellera y piel blancuzca como la nieve que ha tomado su propio rumbo haciendo uso de sus dos pies.

Se ha ido...Se cansó de esperar...

Ó quizás nunca llegó.

No cabe duda, Silvia está enfadada...Mucho, y lo peor es que la traficante no la puede culpar, está perfectamente consciente de que su pelirroja tiene razones de sobra para no querer dormir con ella esa noche.

Su primer pensamiento es coger impulsivamente una botella y sentir como el whisky le quema toda la garganta, pero hay algo que debe hacer primero.

Entra al dormitorio, aún con la tenue, muy tenue...Pero esperanza al fin...De encontrarse a su pelirroja durmiendo plácidamente en la cama.

Pero solamente encuentra una habitación vacía, fría e inundada de tristeza.

Por primera vez repudia con todo su ser la asquerosa vida de crimen que decidió vivir, por primera vez siente que el dinero y la ambición la están apartando de la esencia de su felicidad.

ARDER CONTIGO EN EL INFIERNO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora