Levantó las maletas, y le pareció que pesaban como si llevaran arena. Se
equivocaba: eran recuerdos.
La melancolía retorció una pequeña zona de su pecho, obligándolo a mirar las
fotografías una vez más. Su esposa, su hija y él, eran ahora una imagen ajena, la
broma de un pasado que se aferraba salvajemente a seguir con vida. La niña en
la foto enseñaba la lengua mientras sus mejillas recibían dos besos simultáneos,
amorosos, eternos. El hombre cerró los ojos y su memoria destrozó la
habitación. Ahora lo entendía: el día que murió su hija, él y su esposa también lo
hicieron. Cada uno de manera particular.
Caminó por el pasillo, donde la tristeza yacía en el suelo clavándose una aguja
en el antebrazo. Se detuvo en la puerta de la recámara, donde su esposa miraba
por la ventana intentando retener los recuerdos más escurridizos. Él miraba al
frente, había decidido abandonar el lugar, había decidido no voltear a verla.
*
El silencio contó la historia de un tipo ebrio y de una niña que se difuminó bajo
los neumáticos de un auto…
*
La pena acariciaba los párpados de la pareja hasta provocar un lagrimeo. Él la
amó con la fuerza de mil embestidas, la amó como sólo los valientes se atreven,
pero ella era una persona distinta ahora, había convertido la justicia en un rito
salvaje. Él no la delataría, pero tampoco podía estar cerca de ella. Ya no.
Bajó las escaleras, y las paredes intentaron disuadirlo con argumentos
inventados. Cruzó la cocina, la sala, hubiese cruzado una tormenta de haber sido
necesario. Finalmente llegó a la puerta, ahí la soledad esperaba su partida para
reclamar el lugar. Su esposa oyó el suave y monstruoso golpe de la puerta; aun
así, su mirada permaneció firme en la ventana. Sufría, pero no estaba
arrepentida.
*
El silencio contó la historia de una madre herida, un arma discreta, una calle
pintada de sombras y el cuerpo de un tipo ebrio cayendo pesadamente sobre la
acera…
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Cuentos Para Mounstros
Short Storymi vida nunca hacido muy comun dentro de la vida social