Suffocate

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Valerio no estaba nada contento habían pasado los días y no había tenido ninguna señal por parte de la castaña, esperaba que ella le reclamara o que lo amenazara por lo sucedido en cambio todo estuvo en total calma, una que en vez de tranquilizarle lo volvió ansioso, ya que las cosas habían cambiado, mejor dicho la mexicana ya no era la misma que alguna vez conoció, sin duda ella había madurado en cambio él al parecer continuaba siendo el mismo que a toda costa trataba de llamar la atención de su hermanastra.

El no podia continuar así, solo pensaba en ella por lo que en vez de quedarse en casa fue al único lugar en el que podia liberar un poco de esa carga, ya no podia continuar torturándose. Al llegar al gym por suerte no había tanta gente por lo que pudo hacer su rutina de entrenamiento sin necesidad de esperar a que alguna de mas maquinas se desocupara sin embargo el quedar exhausto no funcionó por que aunque sus músculos dolieran por el trabajo intenso su mente seguía pensando en como era sentir su cuerpo junto al suyo o la forma en como ella pedía mas de sus caricias así que al volver a casa no pudo evitar tocarse mientras se duchaba, el chileno fantaseaba con ella y lo rico que se sentía estar entre el medio de sus piernas, en los gemidos y jadeos que salían de ella gracias al placer haciendo que no durará mucho, el lo sabia su cuerpo se lo aviso cuando su cuerpo empezó a temblar suavemente.

El haber jugado con ella aquella noche al parecer al único quien había afectado sin dudas era a el cosa que lo exasperaba -¡Maldita sea!- exclamó aun mientras el agua rodaba por su cuerpo luego de llegar a su climax por que a pesar de haber ayudado a sacar su frustración sexual algo no se sentía bien y sabía perfectamente que era...Ella no estaba allí. Antes era tan fácil llamar a cualquiera de las mujeres que estaban en su movil, aquello era parte de su vida cotidiana, sin embargo en esos momentos le era imposible por que ninguna de ellas era Lucrecia ni podían hacer que tocara el cielo en la tierra, ademas con las otras se dedicaba a su propio placer mientras que con miss Mexico para el era mas importante saber que ella disfrutaba de todo lo que el le hacia.

Cuando salió del baño, se puso el pantalón de alguna pijama y tomo su movil.

"Necesito verte. Hablemos por favor"

Le escribió, esperando que ella le contestara por que necesitaba volver a estar en paz y mientras tuviera en su mente clavada a aquella Lucrecia presa del deseo no lo iba a conseguir.

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