Sad eyes

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Era un día frío algo normal en aquella época del año, sin embargo algo raro habia pasado aquel dia, el sol estaba afuera brillando mas que nunca recordándoles a todos que a pesar de que el invierno reinara por unos buenos meses el estaria allí dispuesto a dar un toque de calidez a todos cosa que si era cierto haciendo que su estado de animo fuera bastante alegre, tanto así que decidió ir a buscar al hombre mas importante de su vida, por el cual estaba dispuesta a todo y que desde el día uno le amora pesar de que no tenían aquel lazo sanguíneo que era importante para muchos, su padre.

El empresario Montesinos conoció a su madre cuando esta acababa de divorciarse por medio de unos amigos en común y aunque ambos cargaban con hijos de sus anteriores relaciones formalizaron aquello  formando una familia, la cual a pesar de los problemas permanecía unida hasta aquel día cosa que agradecia, ya que aquel hombre se habia ganado el titulo de padre cuando el biologico se desentendió no económicamente, pero si emocionalmente.

Entro con una enorme sonrisa en el edificio de la constructora MS la cual todos le devolvieron algunos por que se trataba de la hija del dueño y otros por que la castaña les agradaba, mientras escuchaba música en sus audífonos subió en el ascensor y en un par de minutos después estaba en el tercer piso en el cual se encontraba la gerencia y obviamente la oficina de su padre. -Hola Mariana- saludo de forma cortes la chica al ver a la secretaria del señor Montesinos -Lucrecia, raro que vengas por aqui- mencionó la mujer mayor sorprendida de ver alli a la mexicana - Lo se, he estado bastante ocupada- dijo tratando de excusarse -¿Esta ocupado?- pregunto refiriéndose a su padre y rápidamente la mujer nego con la cabeza -¿Crees que me lo pueda robar un rato?, quiero invitarlo a almorzar-. De esa forma dio a conocer sus planes y la secretaria a la vez que abría una agenda respondio -Pues ahora esta en una junta que me imagino a de tardar como 15 minutos a lo mucho y después de eso es todo tuyo como hasta las 3 de la tarde- el escuchar aquello la hizo sonreir -Entonces voy a esperar en la oficina y no te preocupes no se me antoja nada- menciono lo ultimo puesto que conocia a la mujer desde hace años y sabia que le llevaria algo para hacer menos molesta la espera.

Dejo allí a la mujer y entro a la enorme oficina, sin embargo no estaba vacía Valerio estaba allí sentado en el puesto de su padre y parecía concentrado mirando algo en la computadora haciendo que por un momento se fijara en que ya había cambiado físicamente ya no llevaba el pelo tan largo como antes, ademas de que en su cara se notaban ciertas señales del comienzo de pequeñas arrugas que iban a hacer su gran aparición mediante los años avanzarán aunque esto no le restaba atractivo sino todo lo contrarío . Mientras seguía con su escrutinio Valerio al parecer se dio cuanta que ya no estaba solo y al verle allí parada junto a la puerta sonrió -No me digas que me extrañaste- comento sin mas al sonreír haciendo que la chica negara con la cabeza -No, vine a ver a papá- tomo asiento en la silla frente a el.

-¿Que haces aqui?- pregunto curiosa a la vez que se percato de que ya iba vestido no de forma casual sino formal -Trabajo aquí- informo sorprendiéndo al instante a la Lucrecia -¿ Me estas jodiendo?- dijo sin todavia creer lo que habia escuchado a la vez que empezo a reirse -Tu no vas aguantar ni un mes aqui-. Valerio si había graduado convirtiéndose así en un ingeniero civil a pesar del trabajo que le costo por que no era lo suyo el estudio, pero nunca habia trabajado a pesar de las veces en que el padre le insistió, dedicándose exclusivamente a disfrutar de los placeres de la vida. Valerio se puso serio y miro a Lu -Me pediste estabilidad, seguridad pues eso es lo que estoy intentando conseguir- la mirada que el hombre de 27 años le hecho fue tan fuerte que hizo que la risa acabara - Cuando fui a tu departamento te dije claramente que te iba a demostrar que no eres un juego Lu, te quiero-.

El escuchar aquellas palabras hicieron que su corazón latiera mas rápido, miss Mexico se paro y con algo de nerviosismo comenzó a vagar por la oficina mostrando falsa atención a alguno de los premios que su padre tenia allí necesitaba tranquilizarse y tratar de controlar las ganas de besarle -Por mas que trates de huir se que al final acabaras conmigo- mencionó el chileno cerca de su oído a la vez que posaba sus manos en la cintura de esta. Llevo su nariz hasta su cuello descubierto y acaricio con esta aquel punto sensible a la vez que aspiraba su aroma haciendo que un suave suspiro abandonara los labios de Lu -No me hagas esto- suplico con voz débil, tenerle allí tan cerca y luego de haberle dicho aquello había hecho que sus murallas cayeran dejándola ante el sin protección. -Sabes que la mente puede jugar algunas veces, pero el corazón nunca se equivoca y tu corazón es mío desde esa vez que entraste a mi habitación y me besaste- susurro el castaño a la vez que hacia que Lu se volteará y quedaran frente a frente, el suavemente llevo una mano hasta el mentón de la mexicana levanto su cara acortando la distancia para que sus labios se rozarán.

Ellos estaban en aquel momento mágico que solo les pertenecía a ellos donde sus miradas hablaban en vez de ellos, a la vez que sus pechos subían y bajaban por la creciente pasión que sentían, en el ambiente era palpable aquella atracción y deseo que estaba allí, que por mas que ella intentara negarlo en aquella ocasión era imposible, sin embargo como si fuera su campana de alerta escucharon la voz de su padre cerca de la puerta haciendo que ambos recordaran donde estaban y de inmediato Lu se alejo de Valerio.

Lucrecia tomo asiento y cerro los ojos por un instante tratando de normalizarse a la vez que Valerio permaneció allí de pie tratando de hacer lo mismo como tantas veces había sucedido cuando eran unos adolescentes y ocultaban aquel romance. La puerta se abrió entrando así el señor Montesinos el cual ni siquiera noto nada extraño -Mariana me dijo que estabas aquí- menciono a la vez que Lu se paro y abrazo a su padre -Pues vengo a invitarte a comer y no acepto un no- dijo con una pequeña sonrisa a la vez que se alejaba y tomaba su bolso, obviamente el hombre mayor no se negó aunque no sin antes miro a su hijo el cual había regresado a ocupar el asiento de su padre -¿No quieres venir?- cuestiono su padre mirando a su hijo invitándole pues tenia tiempo sin poder compartir con sus hijos y extrañaba eso -Val no puede ir me dijo que esta muy ocupado con su trabajo- menciono rápidamente Lu que evitando que eso ocurriera y el chileno no pudo evitar decir
-No, tengo trabajo que hacer, pero no se preocupen y disfruten- mintió el castaño a lo que su padre solo pudo encogerse de hombros y abrió la puerta como tal caballero para que primero saliera Lu la cual no pudo abandonar aquella oficina sin mirar por ultima vez a aquel hombre en el cual noto cierta tristeza en sus ojos haciendo que algo dentro de ella se moviera.

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