– Estoy bien, si quieres hacerme daño, cariño, solo hazlo. – El ambiente entre nosotros se ponía pesado, su mirada llena de rabia y la mía llena de sarcasmo – No sería la primera vez.
– Te crees muy gracioso ¿No? – Sus ojos lanzaban dagas, o eso intentaban, si fuera cualquier otra persona estaría derrotado, él era alguien duro, por eso me gustaba; solo eso, atracción.
– Lo único que da risa aquí es tu ceño extremadamente fruncido. – Vi el momento exacto de su quiebre.
– Eres un maldito, me usaste y te jactas de ello, solamente me querías en tu cama ¿Cuántos más hay? – Temblaba de rabia, sus ojos se cristalizaban.
– Puedes hacerlo mejor. – Sus manos se hicieron puños, esperaba algún insulto de su parte pero en vez de eso me abrazó, acto que me dejo en blanco.
– Te odio tanto, – Sus lágrimas caían sobre mi camiseta, yo me mantenía inmóvil. – No eres más que un sarnoso – Esa era la vez número ochenta y tres que me llamaba de esa manera desde que nos conocimos. – Te amo.
Mis siguientes palabras fueron extremadamente nítidas.
– Vete.
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O'Callaghan
Teen FictionLos O'Callaghan son la típica familia adinerada de apariencia perfecta pero que en realidad guardan secretos y un lado oscuro. Te preguntarás: "¿Por qué deberia interesarme en un cliché más?" La respuesta es qué ni siquiera los O'Callaghan saben l...